Faride Cetina/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.-  La sanación del cuerpo, el alma y el espíritu, es la intensión que persigue el grupo Bolé, de tal forma que al fusionarse conectan la música con los ritmos cardiacos de los espectadores que van a sus conciertos. 

“Juntos hemos desarrollado un sonido fértil y de convergencias musicales, que nos han llevado a presentarnos en escenarios de todo el mundo”, compartió en entrevista Leonardo Nieto, el responsable de la vinia o vina, un instrumento de cuerda empleado en la música de India.

Nacido en 2009 en Playa del Carmen, el ensamble musical Bolé está conformado por integrantes de diferentes nacionalidades, con influencias balcánicas, mexicanas, indias y españolas. 

Los músicos transmiten en los escenarios que pisan, las vibraciones de todo lo que han podido aprender musicalmente a través de sus viajes y aventuras de la vida.  

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La agrupación tuvo su origen cuando Leonado Nieto Joly conoció a Bogdan Dukich, en Playa del Carmen, la química espontánea que surgió entre ellos los inspiro para explorar sus posibilidades creativas en conjunto, combinando el enorme acervo balcánico de Bogdan, procedente de Serbia, con las influencias de Leonardo, de origen franco-mexicano, formado en el rock y la música del norte de la India. 

Consumación musical

Más tarde entraron en contacto con Jesús Mejía, un virtuoso guitarrista autodidacta, con gran experiencia en el jazz, flamenco y el folclor latinoamericano. En 2014 se incorporó Ángel Ramos al proyecto, un antiguo integrante de la banda Banderlux y profundo conocedor de la música occidental africana, con su integración al proyecto quedó definida la base rítmica de Bolé.

Actualmente se encuentran en Europa promoviendo su estilo musical, y han pisado escenarios como la Sala Clamores de Madrid (España), han estado en festivales como el de Starbelly Jam, en British Columbia (Canadá), la ópera de Estonia, la Residencia oficial de la embajada de México, en Brúcelas y apenas hace unos días, en la iglesia de Saint Paul en Lyon (Francia).