Wendy Montalvo/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán- Mérida se prepara para la XIX edición de la tradicional rosca de Reyes más grande del sureste mexicano, que organizan cada año los principales hoteles de la ciudad. La venta del producto permitirá recaudar fondos para cinco casa hogares y albergues ubicados en esta ciudad.

Este año el lema del evento es “El delicioso sabor de ayudar” y se realizará mañana lunes, no este domingo como ayer informamos.

La actividad iniciará a las 17:00 horas en la Avenida Colón entre calle 60 y Paseo de Montejo, donde además  se ofrecerán eventos artísticos  para toda la familia.

De acuerdo con los promotores, la Rosca, más grande del Sureste medirá 2.3 kilómetros y para su elaboración se utilizarán más de 13 mil 500 huevos y se requerirán 270 litros de leche, además de 2 mil 150 kilos de harina. Se decorará con 620 Kilos de fruta cristalizada y trabajan en su elaboración más de 150 personas. 

Además, la rosca guardará en toda su longitud 250 “niños” escondidos, que se podrán canjear por juguetes, roscas de reyes, desayunos, comidas y cenas en los hoteles participantes.

Beneficiados

• En este año se beneficiará al Hogar de Loreto A. C, el Centro de Atención Integral al Menor en Desamparo, Centro de Comunicación y Servicios Sociales A. C., Alas Al Vuelo y Fundación Elda Peniche Larrera A. C. .
• El objetivo es no sólo ser un punto de reunión para las familias yucatecas, sino generar cantidad que  beneficiará a cinco casas hogar e instituciones de beneficencia.

Pregón

Por otro lado, Juan grita muy fuerte para llamar la atención de los transeúntes que van y vienen en una de las calles más concurridas del Centro Histórico. Invita a la gente a comprar las roscas de reyes que elaboran en el grupo “Fraternidad” de Drogadictos Anónimos.

Dice a quienes se acercan con curiosidad que las ganancias no serán para su beneficio, sino para el albergue en el que vive junto con otras personas que han caído en el mundo de las drogas. Juan, de 26 años, permanece atento a quienes se acercan a preguntar por el precio de sus productos.

Recuerda que a los 18 años se fue de casa, dejó la escuela persiguiendo un futuro lleno de dinero, lujos y comodidades y pese a lograr todo lo que alguna vez soñó, Juan no era feliz. Se describe a sí mismo en aquel entonces como una persona apartada de su familia y de la sociedad, acomplejado y lleno de temores e inseguridades.

Todo eso le llevó al mundo de las drogas, probó la cocaína y el cristal. Le robaba a su familia para comprar drogas, todos se avergonzaban de él. Juan asegura que perdió todo, familia, amigos y dignidad. “Mi familia perdió la esperanza en mí”, dice con tristeza. Se le cerraron todas las puertas, tuvo que tocar fondo para darse cuenta que quería salir de ese mundo, ser mejor.