MÉRIDA, Yuc.- Darles a los menores la oportunidad de participación en su proceso de adopción no ha sido un camino sencillo, pero sí ha sido de muchos aprendizajes y se ha descubierto la importancia de que ellos sean el centro porque eso les da dignidad, aseguró el coordinador del área de adopciones de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Prodennay), Fernando Borges Barrientos. 

Recordó que a los niños que se encuentran en los centros de asistencia social les han sido vulnerados sus derechos y la principal labor de la dependencia estatal es la restitución de éstos, sobre todo el de vivir en familia. 

Integración a una familia

Destacó que aunque muchos pequeños y jóvenes tienen una situación legal resuelta, es decir, ya están desvinculados de sus familias biológicas mediante un juicio de patria potestad, no están preparados para el proceso de integración a una nueva vida familiar, por lo que los casos de éxito han sido pocos. 

Dado lo anterior, el personal especializado de la Prodennay estableció los protocolos adecuados basados en tres niveles, de los cuales la adopción es el último y cuyo proceso se trabaja mediante un juicio. 

“A nosotros nos ayuda a reflexionar que no es suficiente la cuestión legal, y decidimos darle mayor participación a los niños y esto tiene que ver con la autonomía progresiva, que es un principio de la Convención de los Derechos de los Niños, y que se aterriza muy bien a todas las cuestiones psicológicas que tiene que ver con su madurez, que no es lo mismo que su edad, y tenemos que valorarla a través de ciertos elementos psicológicos que se tienen”, explicó. 

Adolescentes ya pueden participar

Precisó que un niño de uno a dos años de edad no puede participar en su proceso por obvias razones, pero ha habido casos de adolescentes de 15 años, los cuales ya tienen nivel de desarrollo similar a la que tendría un adulto, por lo tanto su participación tiene que ser mayor. 

Detalló que el grado de participación del niño tiene que ver con sus capacidades de comunicación, que mejoran a partir de los cinco años de edad. 

Resaltó que en la ley se establece el “ajuste razonable”, el cual sirve para que las personas que tienen alguna circunstancia y el sistema puede ser flexible y adaptarse a sus necesidades de condición y edad. Recordó que hay casos de adolescentes que tienen 16 años y que legalmente tienen viabilidad de adopción, pero pueden decidir o no ejercer su derecho de irse con alguna familia. 

Dentro de los factores a considerar en una familia solicitante están, también, las expectativas del niño, aunque se abordan otros para determinar si es o no la mejor opción para él. 

Además la institución cuenta con modelos de trabajo y grupos de apoyo para acompañar a los padres o solicitantes durante todo el proceso en los que se trabajan sesiones que abordan temas de perspectiva de niñez, derechos humanos y habilidades parentales.

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