Si alguien nos hubiera dicho 'hay niños': policías en balacera

Los elementos aseguran no haber escuchado gritos de mujeres durante el tiroteo.

|
Los policías alcanzaron a ver el baño en donde se veían "gente occisa y lesionada". (Milenio)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Agencia
Morelos.- Los policías estatales de Morelos que participaron en el enfrentamiento en Temixco con miembros de una presunta banda criminal, en el que murieron cuatro mujeres, un menor de 13 años y un bebé de tres meses, relataron que no escucharon gritos o voces de mujeres o niños que les pudieran haber alertado sobre que estaban allí.

"Si alguien nos hubiera dicho 'hay niños', la historia hoy sería otra", dijo uno de los uniformados en entrevista con Carlos Puig en Milenio Televisión.

También te puede interesar:México, una 'tierra de oportunidades' para migrantes

La balacera se dio con gente de José Alberto Valdez, conocido como El Señor de la V, y presunto líder de una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación, con vínculos con el de los Beltrán Leyva, quien ya ha sido detenido en dos ocasiones, pero liberado por órdenes judiciales.

Hasta después se enteraron del historial criminal de Valdez. Ahora viven con temor por ellos y por su familia. Los uniformados aseguraron que no tiene culpabilidad, que tienen el respaldo de su corporación y que confían en que esto se esclarezca. "Nos han hecho creer que somos unos monstruos", pero pidieron que se escuche también su versión.

De manera anónima, los oficiales platicaron que tras la balacera, cuando este individuo finalmente se entregó, salió con un niño en brazos, quien, dicen, no se veía espantado.

"Nunca vimos ni llanto, ni lágrimas, ni nada". En cambio, el presunto capo amenazó a cada uno de los policías: "¡Se los va a llevar la chingada a todos!"

Iban por una denuncia anónima

La historia de esa noche empezó cuando los policías recibieron una denuncia anónima vía telefónica de que en ese domicilio llegaban sujetos armados con personas encapuchadas y que en ocasiones se escuchaban disparos.

"Para no caer en omisión de servicio", decidieron acudir al sitio para corroborar los hechos denunciados. Al llegar, vieron a algunas personas, de las cuales, dos llevaban armas cortas.

"¡Deténgase, policía del estado, para poder llevar a cabo una inspección!", les gritaron. Pero los sujetos corrieron hacia la casa. Uno de los policías corrió tras ellos y alcanzó a tomar a uno por el hombro izquierdo. Pero este sujeto se volteó, tomó al uniformado por el chaleco y lo arrastró a la casa.

Entonces, comenzaron los disparos desde adentro del domicilio hacia los oficiales. "Lo que hice fue efectuar disparos hacia donde veía la chispa. Mis amigos me gritaban '¿estás bien?'", dijo uno de ellos.

Tras él, otros uniformados entraron para intentar rescatarlo, en medio del fuego cruzado. Los policías escuchaban los insultos y las amenazas desde el interior de la casa, que estaba a oscuras. "Siempre se escuchó una persona que decía que íbamos a valer madre, que iba a pedir apoyo y que a ver de a cómo nos tocaba y ahí fue cuando empezamos a pedir el apoyo", platicó otro.

Uno de los policías explicó que la construcción del inmueble no les favorecía, pues no encontraban un lugar en dónde resguardarse, había muchos cristales y el pasillo por el que avanzaban no tenía techo.

"A todo momento fuimos exhortando a estas personas que se detuvieran. '¡Policía del estado!, ¡Dejen sus armas!, ¡No disparen!'" Pero no cesaban los disparos ni las amenazas. Dijeron que parecía la voz de un solo hombre.

"Estábamos en vulnerabilidad porque lo que es el pasillo, no estaba techado. La luz natural nos alcanzaba a encandilar a nosotros. Del interior del domicilio hacia afuera pienso que sí nos veían porque escuchábamos cómo susurraban 'ahí, ahí, ahí está uno, ahí tienes a uno'", agregó otro de ellos.

Había mujeres y niños

De pronto, el fuego cesó. Se escuchó la voz de un hombre diciendo que se iba a entregar. Luego, la voz de una mujer diciendo "solo nos vamos a cambiar".

A partir de entonces, afirman los policías, ya no dispararon más, pese a que desde adentro los disparos continuaban.

Pasó como hora y media para que el sujeto saliera con un niño en brazos. El niño, tranquilo. Sin lágrimas ni llanto.

"Mi compañero le gritaba que lo bajara, que quería ver sus manos. No le importó su familia. No sé como la mantuvo callada en el baño", comentó uno de ellos. "No podía creer lo que estaba viendo", agregó.

Los policías alcanzaron a ver el baño en donde se veían "gente occisa y lesionada". De otras habitaciones salieron cuatro niños y cuatro adultos. Las ambulancias y otras patrullas atendieron a los niños y a las mujeres.

 

Lo más leído

skeleton





skeleton