Anuncia el gobierno de la CDMX la aplicación de pruebas masivas
El programa podría llegar a las 100 mil mensuales a fin de detectar nuevos contagios.
Ciudad de México.- Claudia Sheinbaum, alcaldesa de Ciudad de México, anunció un programa de pruebas que podría llegar a las 100 mil mensuales en julio con el fin de detectar lo más rápido posible nuevos contagios, rastrear a sus contactos y minimizar la transmisión del nuevo coronavirus.
Este plan rompe con la estrategia llevada a cabo por el gobierno federal, que desde que empezó la epidemia ha apostado por hacer pocas pruebas —básicamente a pacientes graves— para optimizar los recursos. Sin embargo, diversos expertos llevan tiempo pidiendo la realización de más tests y la Organización Mundial de la Salud recomendó lo mismo esta semana.
La Ciudad de México, con diez millones de habitantes y otro porcentaje similar de población que vive en la periferia, tiene más de 32 mil infectados y más de 3,200 muertes, un cuarto de todos los casos confirmados en el país y todavía permanece en máxima alerta por contagios, aunque ya inició la reapertura de ciertas labores.
Según Sheinbaum, el objetivo del nuevo plan es conseguir un equilibrio entre el regreso a algunas actividades y ofrecer una atención “mucho más detallada, mucho más vigilante, de las personas que puedan tener COVID y de los contactos”.
Cualquier ciudadano deberá aislarse “al menor síntoma” y ponerse en contacto con los teléfonos de emergencia “de inmediato” para que ellos hagan una primera evaluación y determinen si la persona es candidata a que se le realice la prueba, subrayó.
Hasta ahora, la ciudad realizaba en torno a mil diagnósticos diarios, una cifra que se quiere ampliar a unas 2,700 de forma paulatina.
Eduardo Clark, experto en tecnología del gobierno capitalino, explicó que el objetivo es que los test diarios se vayan incrementando poco.
Las autoridades capitalinas reconocieron que el reto para lograrlo será conseguir los insumos necesarios y aumentar la capacidad de procesamiento de los laboratorios e institutos públicos para que los resultados se tengan de manera rápida -en días- y que los afectados puedan actuar en consecuencia.
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Mauricio Rodríguez, de la Universidad Nacional Autónoma de México, alabó la decisión del gobierno de la capital, pero recordó que no se trata de pruebas masivas e indiscriminadas sino de “hacer muchas pruebas racionalmente”, es decir, consultando previamente a un profesional de la salud.
Agregó que deben priorizarse sectores donde es clave tener confirmación de un contagio, como en cárceles, conductores de transporte público o los trabajadores de servicios esenciales.
Más de un centenar de centros colaborarán en la nueva estrategia, que contará con apoyo federal, y habrá 123 brigadas médicas que tomarán muestras a domicilio cuando sea necesario.
Además, habrá acciones para canalizar de forma más rápida a las personas que necesiten hospitalización, se pondrán en marcha campañas informativas casa por casa y mediante llamadas telefónicas y se generalizará el acceso a oxímetros, sencillos aparatos para medir el nivel de oxígeno de una persona, que se entregaran a la población de riesgo y estarán disponibles para su uso en farmacias.
México ha sido uno de los países que ha hecho menos pruebas de COVID pero desde finales de mayo, cuando se empezaba a hablar del fin de confinamiento, una decena de gobernadores, incluida Sheinbaum, comenzaron a desmarcarse del vocero federal, Hugo López-Gatell, al apostar por incrementar su capacidad diagnóstica con el fin de aislar a los positivos y que el resto de la población pudiera ir reincorporándose a la ‘nueva normalidad’.
Algunos expertos alertaron de la escasez de ciertos insumos o de personal para realizar las pruebas y de que se había creado una especie de cuello de botella y se tardaba hasta dos semanas en procesarlas, un problema que parece haberse solucionado en parte al sumar nuevos laboratorios al proceso.
El académico de la UNAM recordó, además, que ahora hay menos demanda de insumos en Europa y Asia y muchas plantas de producción están volviendo a operar.