Penales: 123 años de historia
Romero, que dio la clasificación a Argentina a la final del Mundial, hace recordar a míticos atajadores como Lev Yashin, Schumacher y Goycoechea.
EFE
RÍO DE JANEIRO, Brasil.- Sergio Romero, el discutido guardameta argentino es hoy el nuevo héroe de la Albiceleste, vencedor del momento más crítico para todos los arqueros, cuando en sus manos está la clasificación de su equipo en un Mundial.
Desde que en 1891 se introdujeron los penaltis en el futbol, éste ha sido el momento culminante de un portero, cuando se encuentra más solo y a la vez más vigilado, objetivo de todas las miradas.
Por eso, cada guardameta tiene su ritual y los hay que han hecho de este lance su especialidad.
Por encima de todos, el mítico Lev Yashin, el único arquero que tiene un Balón de Oro (1963) en sus vitrinas, llegó a detener 150 penas máximas en su longeva carrera.
"La araña negra", que acostumbraba a fumarse un cigarro antes de los partidos para relajarse, aseguraba que no había mayor placer para un guardameta que detener un penalti. "Lo único que me provoca más felicidad que ver a Yuri Gagarin flotar en el espacio es detener un penalti", aseguraba.
Primeros penales para acabar sorteos
La tanda de penaltis se introdujo en 1970 por inspiración de un exárbitro alemán Karl Wald, que quería acabar con el método del sorteo para designar un ganador.
Pero no fue hasta seis años después, en la final de la Eurocopa entre Alemania y Checoslovaquia cuando se aplicó a un gran torneo entre selecciones. Antonin Panenka, con aquel recordado lanzamiento en el que engañó a Sepp Maier, con un disparo flojo y al centro, se volvió inmortal.
La tanda de penaltis no llegó al Mundial hasta 1982, en el Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla para decidir entre Alemania y Francia quién debía disputar la final. Harald Schumacher, convertido en el villano minutos antes por una salvaje entrada a Patrick Battiston que quedó sin castigo, fue el héroe alemán al detener los lanzamientos Didier Six y Maxime Bossis.
Cuatro años después, sería Francia la favorecida por este tipo de definición, no exenta de polémica.
El conjunto de Michel Platiní, que lucía entonces el 10 y era el capitán, se impuso gracias a un jugada desgraciada del meta Carlos. El tercer lanzamiento francés de Bruno Bellone dio en el palo, le rebotó en la espalda al arquero brasileño y entró. El árbitro lo concedió, pese a que entonces suponía un segundo disparo, y la FIFA para evitar la polémica cambió ese mismo año la norma.
'Goyco'
Pero si hay algún portero que haya entrado en el olimpo por las tandas de penaltis ése es Sergio Goycochea, el suplente argentino que alcanzó la gloria en Italia'90.
Goycochea parecía condenado a la suplencia hasta que Nery Pumpido se rompió una pierna y le ofreció la oportunidad de su vida en el principio del Mundial.
En cuartos, el 0-0 ante Yugoslavia al final de la prórroga le permitió consagrarse. Tras fallar Maradona su disparo, se acercó al astro y le dijo: "Quedate tranquilo, monstruo, que atajo dos". Cumplió su promesa, detuvo los de Brnovic y Hadzibegic y Argentina pasó a las semifinales.
Ese día, además, consagró un curioso ritual; orinar sobre el terreno de juego antes de colocarse bajo el arco.
"Fue por casualidad. Había tomado mucho líquido y, a diferencia de los jugadores de campo, no lo perdí porque no corrí. Acumulé mucho y me vinieron ganas de orinar. Como no podía ir al vestuario, le pedí a mis compañeros que me cubriesen y oriné en el campo de juego. Ya contra Italia, por cábala, lo provoqué de nuevo. Y salió bien", reveló años después Goycochea.
El "vasco" tras repetir el ritual ante Italia, en las semifinales, condujo a su equipo a la final de Roma, al detener los disparos de Roberto Donadoni y Aldo Serena.
Penales en final de Mundial
El primer título mundial que se decidió en una tanda de penaltis fue en Estados Unidos'94, cuando bajo el fuego abrasador del Rose Bowl, Brasil fue "tetracampeao" gracias a los errores de Franco Baresi, Daniele Massaro y Roberto Baggio.
Desde entonces, el estudio de los potenciales lanzadores entra dentro de la preparación de los guardametas.
Quien más lo expuso, sin duda, fue el alemán Jens Lehmann, que en los cuartos de final del Mundial 2006 consultó reiteradamente un papel que le había entregado el exguardameta Andreas Koepke, antes de cada lanzamiento de un jugador argentino.
Lehmann detuvo los disparos de Roberto Ayala y Esteban Cambiasso. Lo que, entonces, pareció haber sido un éxito del cuerpo técnico alemán, luego se demostró una pantomima. "No me sirvieron de mucho los apuntes. Con Ayala tenía apuntado que me lanzase a la derecha, pero en el último momento cambié por intuición y acerté", reveló después.
El caso más reciente
En Brasil 2014, también se ha demostrado la importancia del factor psicológico. En los cuartos de final, Louis Van Gaal confió en Tim Krul, un meta que con el Newcastle sólo había detenido dos de veinte lanzamientos desde los once metros.
En el último minuto de la prórroga, sustituyó a Jasper Cillessen por Krul y sembró la duda en Costa Rica. ¿Estaban ante un especialista?. El propio Krul aumentó esa sensación al acercarse a los lanzadores ticos para advertirles que sabía por dónde iban a disparar. Rechazó los disparos de Bryan Ruiz y Umaña y metió a Holanda en semifinales.
El miércoles, sin embargo, no repitió Krul frente a Argentina y el protagonismo se lo robó Romero. Van Gaal hizo los tres cambios antes, Cillessen se mantuvo en la portería, pero el protagonismo pasó a la portería albiceleste.
Elevado a la condición de héroe, "Chiqui" Romero se enfrentará al domingo al mejor guardameta del torneo, "Icecube" Neuer. Un choque de estilos del que saldrá un único ganador.