Ven a conocer las fincas del tabaco en Cuba

La industria tabaquera ha visto poco impacto en las ventas desde la llegada de cientos de miles de nuevos visitantes a La Habana.

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En imagen del 27 de febrero de 2016, Raúl Valdés Villasusa, de 76 años, fuma un cigarro mientras recolecta hojas de tabaco en su plantación de Viñales, en la provincia cubana de Pinar del Río. (Foto AP/Ramón Espinosa)
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Ramón Espinosa/AP
VIÑALES, Cuba.- Intensas lluvias poco propias de esta época del año dañaron los cultivos de tabaco y plantearon dudas en torno a las icónicas marcas de cigarros cubanos, que algunos aficionados esperan que no rebajen su calidad ante el aumento de la demanda.

Y aunque las ventas al exterior aumentaron de forma saludable el año pasado, los responsables de la industria tabaquera cubana dicen que han visto poco impacto en las ventas nacionales desde el repunte del turismo que ha llevado a cientos de miles de nuevos visitantes a La Habana. 

Marcelo Montesino (d) y su hijo Eulogio Montesino posan en el local de su finca donde secan las hojas de tabaco, en Pinar del Rio. (AP)

Esto podría ser, en parte, porque aunque algunos turistas visitan las tiendas oficiales de puros, muchos otros compran cigarros robados o falsificaciones en la calle, lo que daña aún más la imagen del producto.

Sin embargo, los problemas de la industria no han impedido que los agricultores que cultivan tabaco se beneficien del auge turístico, convirtiendo sus fincas en atracciones turísticas, donde autobuses llenos de visitantes extranjeros pueden degustar comidas a base de cerdo asado, arroz y frijoles y bebidas de ron.

Mujeres seleccionan y limpian hojas de tabaco en una fábrica estatal en la provincia de Pinar del Río. (AP)

La finca Montesino, en la provincia de Pinar del Río, ha estado en las manos de la misma familia desde hace tres generaciones y es una de los productoras de tabaco más conocidas de Cuba.

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Eulogio Montesino dice que su padre Marcelo tiene una "salud de hierro" gracias a una alimentación a base de productos orgánicos cultivados en su plantación y que espera crear algún día una marca de puros con su nombre.

A diario recibe visitas de grupos de turistas organizadas por las agencias de turismo estatales. Cientos de extranjeros asisten a charlas sobre el tabaco cubano además de disfrutar de la comida y los cócteles.

Preparación: Tras retirar el nervio central de cada una de las hojas de tabaco secas, se sumergen en amonio y agua y vuelven a secarse durante al menos dos meses. Cuantos más años dure el secado de las hojas, como el vino, más valor tiene el producto para los aficionados a los puros, que los llaman cigarros "reserva".

Vida plácida

A pesar de la invasión de visitantes, algunos aspectos de la vida en el valle central de la provincia de Viñales han cambiado poco. Los padres llevan a sus hijos a la escuela en bicicleta.

Los agricultores transportan las hojas de tabaco a los secaderos en carros tirados por bueyes. Los trabajadores toman la siesta bajo bastidores de secado de hojas.

Los trabajadores dicen que están ansiosos por ver más beneficios de los crecientes vínculos de Cuba con el mundo exterior tras la normalización de las relaciones con Estados Unidos, sin perder su plácida vida del último medio siglo.

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