El Alcatraz de las Rocosas acaba con la salud de El Chapo
Sus abogados han denunciado que el narcotraficante está perdiendo la visión.
Agencia
ESTADOS UNIDOS.- Cada día desde el pasado 19 de julio, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera ha pasado una hora dentro de una jaula como parte de la condena que purga tras ser hallado culpable de crímenes relacionados con el narcotráfico; como consecuencia, ha comenzado a tener problemas de salud y ya no ve bien.
La abogada Mariel Colón fue entrevistada por Univisión Noticias para conocer todo sobre su última visita.
“Se pasa todo el tiempo en aislamiento, nadie habla español, los guardias no hablan español así que se le dificultan muchas cosas” informó Colón. Una de las anécdotas que compartió fue que el capo pidió que le rebajaran el cabello, él dijo “cut”, pero entendieron que quería ser rapado, por lo que obtuvo algo que no quería.
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Algo de lo que más llamó la atención de sus defensores legales fue el daño en la vista de su cliente.
El mes pasado notaron que la vista de El Chapo disminuyó a tal grado que no puede leer sin sus anteojos, trató de pedir lentes pero nadie le entendió. Un obstáculo más a la barrera del idioma.
En la prisión de máxima seguridad donde se encuentra ‘La Alcatraz de las Rocosas’ perdió varios de los privilegios con los que contaba, ya no puede recibir visitas legales todos los días. Únicamente puede ser visto por sus abogados cinco veces al mes y hasta el momento no ha visto a sus gemelas.
La celda en la que se encuentra preso cuenta con una cama hecha de losa de acero y un colchón delgado, un escritorio de metal, un inodoro y lavabo del mismo material, una pequeña televisión con la emisión de programas educativos y religiosos.
Los movimientos del preso son registrados las 24 horas del día gracias a una cámara montada en el techo, nunca se apaga como medida de vigilancia.
Por una pequeña rendija le pasan los alimentos y debe beber el agua del grifo, por regla de la penitenciaría, algo que a él le desagrada.
El mexicano puede realizar una llamada al mes de máximo 15 minutos, el pasado mes de agosto utilizó ese privilegio para hablar con su mamá María Consuelo Loera Pérez y su hermana Bernarda.
(Con información de Vanguardia)