¿El ejercicio afecta directamente la esperanza de vida?: estudio científico

Los hombres y las mujeres en el grupo de intervalos HIIT tenían 2 por ciento menos probabilidades de morir que los del grupo de control, señaló uno de los estudios.

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Científicos saben desde hace algún tiempo que las personas activas también tienden a ser personas longevas. [Foto: Pixabay]
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Ana Victoria Félix Llanas 

MÉXICO.- Si elevas tu frecuencia cardiaca, ¿hará lo mismo tu expectativa de vida? Esa posibilidad está al meollo de una nueva y ambiciosa investigación sobre ejercicio y mortalidad.

El estudio, uno de los exámenes más grandes y de mayor duración hasta la fecha de este tipo, muestra que es relativamente poco probable que los hombres y mujeres mayores que hacen ejercicio de casi cualquier forma mueran prematuramente.

Pero si parte de ese ejercicio es intenso, los reportes también encuentran que el riesgo de mortalidad temprana disminuye aún más y la calidad de vida de las personas aumenta.

Por supuesto, los científicos saben desde hace algún tiempo que las personas activas también tienden a ser personas longevas. Varios estudios anteriores arrojan que el ejercicio regular está fuertemente asociado con una mayor longevidad, incluso si el ejercicio es de sólo unos minutos a la semana.

Sin embargo, casi todos estos estudios han sido observacionales, lo que significa que observaron la vida de las personas en un momento determinado, vieron cuánto se movieron en ese momento y luego verificaron si fallecieron y cuándo.

Estudios así pueden identificar asociaciones entre ejercicio y duración de la vida, pero no pueden probar que moverse realmente haga que las personas vivan más tiempo.

Para averiguar si el ejercicio afecta directamente la esperanza de vida, los investigadores tendrían que inscribir voluntarios en ensayos controlados aleatoriamente a largo plazo con algunas personas ejercitándose, otras haciéndolo de manera diferente y unas más sin activarse.

Luego, los investigadores tendrían que seguir a todas estas personas durante años, hasta que muriera un número suficientemente grande para permitir comparaciones estadísticas de los grupos. Pero estos estudios son muy complicados y costosos, una de las razones por las que rara vez se realizan.

Ponen a prueba estado aeróbico  

Esos obstáculos no disuadieron a científicos del ejercicio físico de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, en Trondheim. Hace casi 10 años, comenzaron a planear el estudio publicado en octubre en The BMJ, revista médica editada en el Reino Unido por la Asociación Médica Británica.

Su primer paso fue invitar a participar a los septuagenarios de Trondheim. Más de mil 500 aceptaron. Estos voluntarios eran, en general, más saludables que la mayoría de las personas de 70 años.

Algunos tenían enfermedades cardíacas, cáncer u otras afecciones, pero la mayoría caminaba o permanecía activa de alguna otra manera. Pocos eran obesos. Todos acordaron comenzar y continuar haciendo ejercicio con más regularidad durante los próximos cinco años.

Los científicos probaron el estado aeróbico de todos y los asignaron al azar a uno de los tres grupos.

El primero, como control, acordó seguir las pautas de actividad estándar y caminar o permanecer en movimiento durante media hora la mayoría de los días (por ética, los científicos no podían pedir a su grupo de control que fuera sedentario durante cinco años).

Otro grupo comenzó a hacer ejercicio moderado durante sesiones más largas de 50 minutos dos veces por semana.

El tercer grupo comenzó un programa de entrenamiento con intervalos de alta intensidad dos veces por semana (HIIT por sus siglas en inglés) durante el cual pedalearon o trotaron a un ritmo extenuante durante cuatro minutos, seguido de cuatro minutos de descanso, con esa secuencia repetida cuatro veces. Casi todos mantuvieron sus rutinas de ejercicio asignadas durante cinco años, una eternidad en la ciencia.

Resultados del estudio clínico 

Los investigadores hallaron que alrededor del 4.6 por ciento de todos los voluntarios originales había fallecido durante el estudio, un número menor que en la población noruega de 70 años, lo que indica que estas personas mayores activas, en general, vivían más que otros de su edad.

Pero también encontraron diferencias interesantes, aunque leves, entre los grupos.

Los hombres y las mujeres en el grupo de intervalos HIIT tenían 2 por ciento menos probabilidades de morir que los del grupo de control, y 3 por ciento menos probabilidades de fallecer que cualquiera del grupo de ejercicio moderado más largo.

Los hombres y mujeres en el grupo de intervalos también estaban en mejor condición física y reportaron mayores ganancias en su calidad de vida que los otros voluntarios.

Dorthe Stensvold, investigadora de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología que dirigió el estudio nuevo, afirma que en esencia el entrenamiento intenso proporcionó una protección ligeramente mayor contra la muerte prematura que los entrenamientos moderados solos.

Ella afirma que el mensaje del estudio puede ser ampliamente aplicable a casi todas las personas.

"Deberíamos intentar incluir algo de ejercicio de alta intensidad", dice. "Los intervalos son seguros y factibles para la mayoría de las personas. Y agregar vida a los años, no sólo años a la vida, es un aspecto importante del envejecimiento saludable".

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