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Con el reciente estreno de Joker: Folie à Deux se generó un debate sobre la manufactura de la película, por alejarse por completo tanto de la mitología dentro del comic del personaje como del tono de la primera cinta, donde el acento estuvo en la visión distorsionada de la realidad de un protagonista que estaba roto, deshumanizado y que iba acumulando derrota tras derrota, tanto en lo emocional como en lo laboral.

La nueva cinta vino acompañada de una expectativa que, en palabras de críticos y espectadores, no alcanzó a cumplir, mucho menos a rebasar un diez por ciento de esta.

Más allá de los cambios de origen de los protagonistas, Joker y Harley Quinn, uno de los nudos de la cinta es la carencia de un argumento que nos lleva a muchos escenarios sin aterrizar en realidad en ninguna parte, sin cierres ni aportes para la construcción de la historia y de la psicología de los personajes, simplemente parecen excusas para montar un número musical, cuya selección de canciones tampoco son memorables ni trascienden para convertirse en  una parte esencial de la película.

Tampoco encajan en el intento por fusionar un drama legal y musical dentro de la narración: empieza y termina como una historia que quedó a la mitad de ningún lado.

La revisión de los números tampoco nos muestra una verdadera razón para su fracaso en la taquilla. En la película se invirtieron alrededor de 200 millones de pesos que incluyeron el montaje de las escenas, sueldos de los actores y promoción de la misma, considerando que son espacios reducidos sin escenas de acción ni efectos especiales ni cinematográficos que consuman el techo financiero, ni sueldos que alcancen grandes cifras, porque no se invirtió en el armado de un guion que profundice no sólo en el deterioro mental y vital de los personajes, sino en la trama judicial que, fuera de nombrar cuál era la defensa, no avanzó hacia ninguna parte; mientras que las escenas musicales tampoco fueron generosas e impactantes, fueron escenarios reducidos y poco vistosos para una producción con un presupuesto elevado.

Desde mi aprecio por la mitología de Batman, podría comprenderse el punto de partida para esta historia del Joker como una de tantas hipótesis sobre su origen, que postula que existe más de uno coexistiendo al mismo tiempo en Ciudad Gótica, hasta la más aceptada que es un “virus social” que estalla dentro de una urbe marginada, oscura y sangrienta, donde el malestar social se convierte en oleadas de protestas violentas contra las instituciones corruptas y carcomidas por años de pobres resultados ante las necesidades de las familias que viven con temor entre calles infestadas de asesinatos y asaltos a plena luz del día.

Todo esto podría ofrecer una media explicación a una película que se automutiló para ofrecer retazos de una historia que habría trascendido su legado, sin embargo digo podría porque para que funcione esta explicación, debieron nombrarla al menos, pero fuera de los nombres, no está cargada de la mitología de donde nació. 

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