La Ermita de Santa Isabel, más de 3 siglos de historia

Edificada a principios del siglo XVII, era parada obligada de viajeros para encomendarse a la virgen y pedirle protección en su viaje a Campeche.

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La Ermita de Santa Isabel es una pequeña edificación que contrasta con la importancia que tuvo hace más de tres siglos para todo peregrino católico que salía de la ciudad rumbo a Campeche. (José Acosta/Milenio Novedades)
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Ana Hernández/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Ubicada en el cruce de las calles 66 por 77 del Centro Histórico de Mérida, la Ermita de Santa Isabel es una pequeña edificación que contrasta con la importancia que tuvo hace más de tres siglos para todo peregrino de la fe católica que salía de la ciudad rumbo a Campeche, era parada obligada para encomendarse a la virgen y pedirle con fervor que los protegiera.

La búsqueda de información de diversos investigadores sobre este templo católico no ha logrado establecer una fecha exacta de su construcción, aunque se cree que fue a principios del siglo XVII, y se considera que recibió este nombre en homenaje a la madre de San Juan Bautista.

Sobre la puerta mayor,  grabada en bajo relieve, en la piedra está la leyenda: “A devoción del yll.mo (verbvmcar ofactvm est)” texada año de 1748”.

Se construyó por orden y aportación de Don Gaspar González de Ledezma, este personaje, al igual que otros a los que se deben algunas de las iglesias de la época de la Colonia en Mérida, consideraban más importante hacer estas edificaciones religiosas para poder entrar al cielo que practicar la piedad y la devoción por algún santo.

En su historia se indica que este lugar también fue conocido como la ermita de Nuestra Señora del Buen Viaje, lo cual probablemente se debía a su ubicación a un costado del Camino Real a Campeche, ahí las diligencias se detenían para rogarle a la virgen, allí albergada, que les proporcionara buen fin en su travesía.

Se dice que González de Ledezma, después de construir la iglesia con su propio peculio, se fue a vivir a ella como un ermitaño. El lugar consta de un atrio, la ermita, sacristía, casa cural, un antiguo cementerio y un patio.

Como los edificios de esa época, fue hecha de mampostería, en su patio se instaló en aquellos tiempos una veleta con la cual se extraía el agua para las diversas necesidades del lugar, incluyendo el riego del huerto que tuvo.

En algunas imágenes de antaño es posible observar que la ermita tenía a un costado de la entrada principal dos árboles de gran tamaño que incluso limitaban la visibilidad del edificio, éstos se considera que cayeron en algún momento y al reforestar se aprovechó reubicarlos y colocar unas palmeras. En algunas fotografías antiguas incluso se aprecia la veleta que se utilizaba para la extracción de agua.

Conforme la población creció, el Camino Real cambió su fisonomía y los espacios desiertos fueron ocupados para vivienda.

Alcanza la modernidad a la Ermita

El Camino Real a Campeche fue abierto en 1790 por el entonces Gobernador y Capitán General de Yucatán, Don Lucas de Gálvez; para constancia de este hecho hay una placa adjunta en el arco de San Juan. Como dato curioso se maneja que en las inmediaciones del barrio de San Sebastián y de la ermita se sepultaron las pruebas -el traje, la cabalgadura y el puñal- de Manuel Alonso Méndez, quien mató a Lucas de Gálvez.

Al paso de los años, la fisonomía del lugar fue cambiando, incluso se eliminó la escalera que tenía en la parte posterior para crear una calle. La ermita ahora cuenta con un jardín botánico, con cascada artificial propiedad del Ayuntamiento, incluso es uno de los sitios con conexión inalámbrica.

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