Patricia Itzá/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Mal olor, jaulas oxidadas y espacios reducidos para especies exóticas, en peligro de extinción es el panorama que a diario se observa en el mercado Lucas de Gálvez, a pesar de que la compra y venta de estos animales es sancionada por autoridades ambientales.

Quienes venden las especies no muestran temor de que les confisquen su “producto”, a pesar de que están bajo la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, en diferentes categorías como Amenazadas, Peligro de Extinción y Protección Especial.

No es un secreto que en la zona del mercado 'Lucas de Gálvez' se pueden comprar desde las tradicionales gallinas y gallos, perros domésticos, conejos hasta animales cuyo comercio está prohibido como loros verdes, de cabeza amarilla y cardenales.

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Son alrededor de 10 locales “especializados” en este negocio y si el interesado no ve exhibida la especie que quiere, se lo solicita al vendedor para saber el precio y en cuanto tiempo “llegaría”.

Milenio Novedades fue al mercado Lucas de Gálvez para saber qué tan fácil era conseguir un animal que está bajo la Ley General de Vida Silvestre, al cuestionarle al vendedor sobre si contaban con cardenal rojo, la respuesta en un principio fue negativa, pero enseguida abrieron la posibilidad de obtenerlo mediante “encargo”, con un precio de entre 400 a 600 pesos.

Lo anterior es una muestra de que cualquier persona puede ir y “encargar” un cardenal rojo sin que ninguna autoridad intervenga en la comercialización de especies, así como las condiciones en las que ofertan a diario, patos, ratas blancas, gansos, perros, etc.

Ernesto Maurin Guerrero, director de Movimiento Animalista Yucatán, señaló que este problema se presenta por “la apatía de las autoridades de que no quieran tomar acciones sobre este tema”, es sabido que en el “Lucas de Gálvez” se venden animales de manera ilegal.

“Las autoridades tienen miedo de ponerle fin a la mafia que hay en la comercialización de animales en peligro de extinción y en general en diversas especies, ya que ese círculo empieza desde las personas que los cazan, los que los venden y las autoridades que no hacen nada para detenerlo, debido al dinero que puede generar”.