Agoniza la acribillada ‘zona rosa’ de Cancún
Decenas de personas fueron testigos de una balacera en la Yaxchilán el 19 de abril del 2012.
Arely Vázquez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- “Era un lugar con un ambiente familiar, después llegaron los bares y con el tiempo todo ha quedado atrás (…) un lugar que no volverá a ser igual”, dijo uno de los pioneros de la ciudad y que recuerda con nostalgia lo que era conocido como el “Garibaldi o la zona rosa”, de Cancún, la avenida Yaxchilán que se vio abatida por la inseguridad.
Cuando nadie lo esperaba, la Yaxchilán dio un giro radical; primero el paso del huracán “Wilma” en el 2005, de ahí poco a poco los empresarios comenzaban a sentir estabilidad económica en sus negocios; sin embargo, lo inesperado, llegaría el 19 de abril de 2012, cuando decenas de personas fueron testigos de una balacera en la avenida, así como la advertencia por el cobro de piso y vino el declive de la “zona rosa”.
La fiesta, la iluminación de la avenida, no volvió a ser la misma después de esa noche, cuando varios sujetos pasaron en una camioneta Durango, color blanco, y comenzaron a disparar en varios negocios de la que fuera la famosa zona turística local.
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Pasaron ya cuatro años desde aquella tragedia y la presión por el cobro de piso hicieron que varios empresarios cerraran sus negocios, dejando a miles de personas desempleadas por el temor de ser extorsionados e incluso perder la vida.
Al respecto, tres empresarios de la zona platicaron sus experiencias personales durante estos años de crisis que sigue viviendo la Yaxchilán, pero para evitar represalias en su contra se omitieron sus nombres.
“Después de la balacera se sintió un poco de miedo, no había nada que nos protegiera y pudieron darle un balazo a cualquier muchacho o cliente, las ventas bajaron y optamos por cerrar, ya nada era igual, así que yo hablé con los muchachos y negociamos su liquidación”, platicó uno de los empresarios a Novedades Quintana Roo.
Cerca de 100 negocios eran los que había dentro de la Yaxchilán, entre bares y restaurantes, pero poco a poco fueron cerrando hasta llegar a lo que hoy en día llegan a una decena los empresarios que trabajan en la zona.
“La balacera vino a acabar con todo, fueron cerrando negocios porque de verdad implicaba combatir el temor que tenía la gente que dejó de venir, después de la balacera y la gente comenzó a escuchar que la avenida era peligrosa”, dijo otro de los empresarios.
Otro de ellos recuerda como sus empleados terminaban de trabajar casi a las cinco de la mañana; sin embargo, por miedo a sufrir algún atentado, esperaban el amanecer para salir de la Yaxchilán en grupo.
El cobro de piso seguía por los extorsionadores, el temor y la tensión se sentía dentro de los empresarios, al menos así lo recuerdan algunos de ellos, quienes aceptan haber pagado por su “seguridad”.
“Sí, llegue a pagar el cobro de piso, fue en el 2011, primero fueron 25 mil pesos y el siguiente mes 15 mil, ya la tercera ocasión me la jugué, porque ya no tenía de donde sacar dinero para seguir cooperando”, explicó uno de los entrevistados.
Otro aseguró que en alguna ocasión recibió una amenaza, pero decidió optar por no hacer caso y evadir en todo momento a los extorsionadores: “Yo sentía en varias ocasiones que no era tanto contra los restauranteros, sino con los de bares, porque nunca me dejaron algún teléfono para hablarle al de la plaza, pero nunca tuve ese desagradable momento”, destacó otro empresario, quienes prefieren mantenerse en el anonimato por miedo a represalias.
“Las ratas”, como así llama uno de los empresarios a los cobradores de piso, pusieron sus oficinas en un local de la avenida; sin embargo, nunca hubo una queja, pero lo que no sabían estas personas es que la Yaxchilán poco a poco se vendría abajo, por lo que rápidamente la abandonaron.
La mágica y gran avenida, en donde familias, parejas y amigos visitaban con frecuencia, comenzó a reducirse, hasta lo que hoy es solamente unas cuantas cuadras con 10 restaurantes.
“Lo acabaron, no quedó nada de aquella fiesta y avenida que siempre estaba repleta de gente, era muy familiar, se veían parejas, festejos entre amigos y ahora ya no hay nada y no creo que pueda regresar”, expresó uno de los empresarios.
¡Adiós, adiós mi Garibaldi!
“Era mi Garibaldi pequeño cancunense, siempre fue una fiesta, pero llegó la crisis y varios negocios se fueron (…) ha sido difícil, pero no me imagino el tener siquiera que tomar la decisión de cerrar mi negocio, sería una pena muy profunda para mí”, expresó uno de los pocos empresarios que quedan en la Yaxchilán.
“Artes Tapas”, “La Catrina”, “La Farola”, “Fonda Las Palomas”, “Gree”, “Club 77” y “La Placita”, fueron tan solo algunos de los negocios que se sumaron a la enorme lista de los que cerraron, siendo este último el que más afectaría a los demás empresarios, ya que fueron 26 años los que brindó su servicio y era muy querido en la zona.
“’La Placita’, recuerdo que abrió con el pie derecho, era un puro kiosco, vendía su comida con tortillas a mano y siempre estaba lleno de clientes, pero vino el derecho de piso y mataron a policías en la Supermanzana 15, la gente se asusto y nada volvió a ser igual, por lo que tomaron la decisión de cerrar”, dijo uno de los entrevistados.
Y cuando los empresarios pensaban que las cosas no se podían poner peor, llegaron los travestis a la zona y comenzaron a robar a las pocas personas que seguían frecuentando la Yaxchilán.
“No sentíamos tan marcado el tema de la delincuencia organizada, pero de ahí empezaron a caer muchos sexoservidores y ellos mismos asaltaban a las personas, todo se debió a la inseguridad, las autoridades nunca nos han apoyado en cuestión de seguridad y eso valió para cerrar”, comentó uno de los empresarios.
Brillaba la zona familiar
“Todavía recuerdo a todo mundo trabajando en la zona, nosotros abríamos a las cinco de la tarde y cerrábamos a las cinco de la mañana, nos íbamos y llegaban las personas de limpieza, nunca dejamos de tener gente”, recordó uno de los entrevistados quien disfrutó de los buenos tiempos de la Yaxchilán.
Un pionero de la ciudad recuerda que para él, los mejores años de la avenida fueron de 1974 hasta 1980, cuando aquel lugar se podía sentir un ambiente agradable y muy familiar.
“Existía el kínder, la escuela y al principio mucha gente local asistía en familia a los restaurantes, ahí se podía ir a comer o a cenar con tranquilidad (…) ‘La Placita’ era un lugar muy concurrido, la zona era agradable, yo disfrutaba visitar la zona y todo era familiar, después todo fue cambiando con los bares que se abrieron”, recordó.
Planes y proyectos se han querido realizar en la avenida, pero hasta ahora no existe nada que “levante” lo que fuera la zona turística de la ciudad.
Nada ‘levanta’ la avenida
Las noches mexicanas de baile y folclor, que era parte de los proyectos para “levantar” la avenida en el 2014 y se aprovecharían con la llegada de turismo por el Tianguis Turístico de aquel año, fue solamente un proyecto en el aire, ya que se frenó por la remodelación de la Yaxchilán.
La famosa rehabilitación de la avenida llegó hasta el 2015: pasos peatonales, banquetas, guarniciones y el cableado subterráneo, dio una “nueva imagen” a la zona, pero no fue suficiente ni productiva para atraer al turismo.
“De nada sirvió su reactivación, dejaron masetas llenas de insectos que dan asco a todos los que pasan por la zona, de nada ha servido todo el dinero que han invertido, millones de pesos”, dijo uno de los empresarios, quien está inconforme con los arreglos.
1767/2012
Este es el número del expediente por las averiguaciones en agravio a los locales que recibieron impactos de bala aquella noche y que hasta ahora no hay avances en el tema.