Rubí Velazquez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Música, sonrisas y mucha diversión fueron ingredientes esenciales para arrancar ayer los cursos de verano gratuitos en el CRIT y en las Unidades de Especialidades Médicas para la Atención Primaria en Adicciones (Uneme-Capa).

“Sin poner mi despertador, me levanté a las seis como cuando voy a la escuela”, dijo sonriente Jimena, de siete años, por eso consideró como buena idea el que su mamá la inscribiera.

“Siempre le pasa lo mismo los primeros días de vacaciones”, así que la pequeña en punto de las nueve horas comenzó a hacer amigos y poner en práctica los pasos enseñados por su mamá en el “zumba kids”.

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Brisa, aunque un poco dispareja, aseguró haber dado su mayor esfuerzo, ya que prefiere el canto, pero eso no imposibilitó el que se divirtiera con las frases que les decía el instructor.

“Sacúdanse como si tuvieran lombrices”, señaló Esteban Rosario Bernardi, encargado de impartir la clase de baile.

¿Les gusta esta canción?, preguntó a los pequeños, mientras que de fondo se escuchaba un merengue.

Con un fuerte “si”, los pequeños dieron pauta a que el ejercicio continuara cada vez de forma más dinámica.

“Ahora a tocar el piso y meter la pancita chicos”, dijo el hombre cambiando la rutina, pero sin perder el ritmo o los pasos.

“Ahhhh”, se escuchaba en la última parte del salón, donde se ubicaban los más grandes de curso de verano, adolescentes a quienes les costaba un poco más llevar la coordinación del baile, mientras que en cierto momento tocaban la punta de su pie derecho.

Gritos de emoción

Al concluir esa canción, una cumbia fue la pauta para que los gritos y las sonrisas se desataran en el aula, luego de que el instructor tomara la mano de Danna y mostrara como dar vueltas a una chica.

“wooww”, “ahhhhh”, fueron las expresiones de los 36 pequeños en el salón, quienes sorprendidos de la facilidad con la que giraba Danna, se preguntaban si ellos tendrían que hacer lo mismo.

“Vieron chicos, es sencillo, a mover el pelo y no perder la sonrisa”, afirmó Esteban, al recalcar que la disposición y alegría con la que trabajan los pequeños, hace que la clase se disfrute al máximo. 

Con una risa muy pícara que contagiaba, la pequeña se incorporó a su lugar comentando “me gusto volar”, ya que al final de la presentación, el instructor la elevó y giró en el aire.

El baile en pareja fue la distracción perfecta que encontró Rafael, un pequeño de cinco años, quien de ubicarse en la tercera fila, de pronto se ubicó en el lugar del profesor de baile y continuó poniendo él las coreografías, aunque con su propio ritmo y estilo.

Hasta el momento se tienen inscritos 55 niños de seis a 14 años, pero se espera que el cupo llegue a los 75 niños para los que se tiene capacidad, en los próximos días, comentó María Alejandra Zambrano Mendoza, directora de la Uneme-Capa, de la Región 516.

“Desde pequeños se pueden trabajar diversos temas que hacen la diferencia en el futuro, como ejemplo están las conductas antisociales que si se trabajan desde ahora con estas actividades, no ocasionaran conflicto en la adolescencia”, dijo. 

Al concluir el baile fue el turno de que los pequeños continuaran con las actividades y talleres previstos, ahora con Guadalupe Durán, enlace de Cultura en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

De igual forma, en la Uneme-Capa, de la Región 221, los pequeños arrancaron la semana con sonrisas, música y mucha diversión. Los cursos de verano se llevarán a cabo de 9 a 13 horas, teniendo como fecha de conclusión el 31 de julio. 

Diversión en el CRIT

Con cinco equipos divididos por colores, arrancaron decenas de pequeños el curso de verano en el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT).

Sin importar el intenso calor, la edad o condición, los tres sectores que integran el Club de Verano, además de los organismos y empresas invitadas que diariamente coordinarán las actividades, pasaron un lunes lleno de diversión.

El primer sector, jóvenes de entre 15 y 30 años participaron como “amigos teletón”, contribuyeron en la parte social, además de que complementaron y facilitaron todo aquello que el paciente con algún tipo de discapacidad no pueda realizar o que realiza de forma diferente.

Este es el caso de María Esquivel, de 18 años, quien se divirtió a la par de Ximena, de cuatro años, ya que la pequeña no dejaba de correr y ella se encargó de perseguirla y hacer que participara en cada una de las actividades.

El segundo sector se refiere a pacientes activos del CRIT, de cuatro años en adelante, a quienes les sea posible participar, luego de ser autorizado bajo especificaciones médicas y quienes de igual forma, sonrieron, jugaron y cantaron toda la mañana.

Jorge, Camila y Renata, son ejemplo de ello, ya que el encontrarse en silla de ruedas, no limitó ninguna actividad y pudieron seguir el baile con sus manos, mientras que los “amigos teletón” los ejercitaban con suaves movimientos.

El tercer sector lo formaron niños regulares, quienes se integraron y participaron en las mismas actividades haciendo de este proyecto algo incluyente.

Ayer los invitados fueron integrantes de la Fundación de la Alegría, quienes mostraron a Sonia, Karina, César, Raymundo y las gemelas Isabel y Gabriela, que pueden cantar, llevar el ritmo en cada melodía y que deportes como el fútbol o hacer dibujos, no son actividades exclusivas de niños o niñas.