Banco Chinchorro: último santuario arrecifal de Quintana Roo

Expertos de la UNAM confirman que el atolón de Chinchorro representa una esperanza, pero también una enorme responsabilidad.

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Foto: Lorenzo Álvarez Filip/ BarcoLab
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Cancún.- Un canal submarino profundo que mantiene a los arrecifes de Banco Chinchorro aislados de la actividad humana podría ser el factor para que éste sea el último sitio con corales sanos en todo Quintana Roo. 

De acuerdo con el último recorrido del investigador Lorenzo Álvarez Filip en enero de 2020, a dicha barrera arrecifal no ha llegado la rara enfermedad del síndrome blanco, que en cuestión de semanas puede terminar con colonias de coral que tardaron cientos de años en formarse. 

El síndrome blanco ya se cataloga como la enfermedad más letal para los corales desde que se tiene registro, pues en toda la costa ha infectado a más de 25 especies y en al menos cuatro las mantiene en un inminente riesgo de extinción local. 

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Sin embargo, refiere el especialista de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales de la UNAM, el atolón ubicado en la costa del municipio de Othón P. Blanco representa una esperanza y una “enorme responsabilidad de cuidado” para restauraciones futuras. 

“Las especies que prácticamente han desaparecido de este lado de la costa y en Cozumel, como los corales pilar y cerebro, en Chinchorro se encuentran abundantes y saludables”, dijo el especialista. 

Lejanía favorece la conservación de Banco Chinchorro

En octubre pasado se realizó un recorrido general para evaluar el índice de mortalidad de los corales en el Caribe Mexicano. A diferencia de todos los sitios, la zona de Banco Chinchorro se encontraba libre de la enfermedad que se ha extendido por la costa hasta Belice, por lo que se decidió realizar una segunda visita en enero para corroborar la información, obteniendo resultados alentadores tras el recorrido. 

El canal que mantiene aislada esta zona de las poblaciones humanas más cercanas, en este caso Mahahual, es una formación geológica de aproximadamente 400 metros, a través del cual se inhibe la llegada de contaminante, añade. 

“Tuvimos la oportunidad de ir a siete sitios distribuidos en todo el perímetro de Banco Chinchorro, que son alrededor de 200 kilómetros y en ningún lado encontramos evidencia del Síndrome Blanco. El factor que creemos más importante es la lejanía de la costa y este canal de aguas profundas. Esta situación de aislamiento puede estar sirviendo como protección”, detalló. 

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