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CANCÚN, Q. Roo.- Además de ser un signo de los más de 32 grados centígrados que se siente en estos día en el Caribe mexicano, el sudor puede, al menos en algunos casos, comunicar información importante sobre nuestro estado mental.
Una persona suda cada día el equivalente en líquido a 600 o 700 centímetros cúbicos; en ese sudor hay cloruros, urea - la sustancia que le da el nombre a la orina-, y amoníaco. Además hay proteínas, azúcares, potasio y bicarbonato; también restos de metales como zinc, cobre, hierro, níquel, cadmio, plomo y hasta un poquito de manganeso, informa el portal web BBCMundo.
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El sudor es un mecanismo importante para que el cuerpo expulse algunos de esos metales, pero no todas las cosas que abandonan nuestro cuerpo en el sudor tienen una naturaleza química.
Un mensaje
Las palmas de las manos, la frente y las plantas de los pies están asociadas a la transpiración emocional. Es ahí donde las glándulas sudoríparas ecrinas, que están distribuidas en millones por casi todo el cuerpo, están apiñadas de una manera mucho más densa.
Por ejemplo en esas zonas hay hasta 700 glándulas por centímetro cuadrado de piel, mientras que en la espalda hay unas 64.
El sudor inducido por lo emocional es una herramienta importante de comunicación; de hecho los olores que detectamos en el sudor nos pueden decir mucho sobre cómo se siente el otro.
Miedo a través del olor
En un experimento de la Universidad de Urecht, en Holanda, un grupo de psicólogos recolectó muestras de sudor de hombres mientras veían escenas de películas seleccionadas para evocar sentimientos de miedo o asco.
Después le preguntaron a 36 mujeres si podían detectar alguna pista emocional en las muestras de sudor.
Los investigadores encontraron que cuando las mujeres eran expuestas a las muestras de sudor derivadas de la emoción de miedo sus propias expresiones faciales reflejaban miedo también.
Y cuando eran expuestas a las muestras derivadas del sentimiento de asco, también imitaban facialmente esa emoción.
Por el contrario cuando las participantes olieron las muestras que servían de control no mostraron ninguna expresión facial predecible.
Este hallazgo le hizo pensar a los investigadores que el sudor es un mecanismo eficaz de transmitir un estado emocional de una persona a otra.
Un estado de alerta "contagiado"
En 2012 psicólogos y psiquiatras de la Universidad Estatal de Nueva York extrajeron muestras de sudor de las camisetas de 64 donantes.
La mitad había saltado en caída libre desde un aeroplano por primera vez mientras que la otra había hecho mucho ejercicio, después le pidieron a unos voluntarios que olieran las muestras de sudor antes de mostrarles rostros enfadados.
Descubrieron que quienes olieron el sudor de los aterrorizados paracaidistas después estaban alerta ante las caras poco amigables, pero también ante las neutras o ambiguas.
Los psicólogos lo describían como vigilancia: el sudor producido por la sensación durante la caída libre indujo a los participantes a prestar atención a cualquier indicio social por sutil que fuera que quizás en otras circunstancias habrían obviado.
Por el contrario, quienes olieron el sudor de los participantes que habían hecho ejercicio sólo se mostraron alerta al ver las caras enfadadas, como sería normal en cualquier circunstancia.
Otro experimento de psicólogos y seudocientíficos alemanes encontró que el sudor extraído de hombres en estado de ansiedad, que participaban en un curso de deportes de riesgo en altura, hacía que las mujeres que olían las muestras tomaran decisiones más arriesgadas.
Eso después de pasar un cierto tiempo calibrando las distintas opciones, en un juego de computadora diseñado para valorar el comportamiento en la toma de riesgos.
El sudor, en otras palabras, puede ser mucho más que una excreción apestosa.