Javier Ortiz/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- Paseantes que rentan motos acuáticas para conocer la Laguna de los Siete Colores, utilizan los estromatolitos que se encuentran en las orillas del cuerpo lagunar, para atracar, con total desconocimiento sobre el daño que les causan, alentados por la nula vigilancia que existe en la zona y por la falta de señalización.

Ernesto N, forma parte de un grupo de turistas que rentaron dos motos acuáticas para recorrer la laguna y a escasos 100 metros de la zona de Los Rápidos, decidieron zambullirse en el agua, para lo cual atracaron los botes en la orilla, rodeada de manglares y de las legendarias piedras vivientes, las cuales utilizaron para apoyarse.

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En las pasadas vacaciones de Semana Santa cerraron a la navegación el área de Los Rápidos, para proteger los estromatolitos que se encuentran en esa área; sin embargo, a lo largo y ancho de toda la laguna, no existe vigilancia, por lo que es común observar a las personas utilizar las legendarias piedras para apoyarse al entrar el agua o apoyar las embarcaciones, señalaron prestadores de servicios náuticos.

Severo daño a las 'piedras vivientes'

A lo largo de varios kilómetros, es fácil observar los estromatolitos en ambas orillas, algunos de los cuales ya presentan severo daño externo, como lo documentó la doctora Luisa I. Falcón, en estudio reciente que realizó a los estromatolitos de la laguna de Bacalar, el cual inició desde hace nueve años.

En dicho documento, reconoció la Laguna de los Siete Colores, como la segunda cárstica de agua dulce más importante en tamaño del país, cuyo sistema hidrológico incluye a las lagunas de Bacalar, Chile Verde, Guerrero, Mariscal y Milagros, así como 20 kilómetros del Rio Hondo, hasta la desembocadura en la Bahía de Chetumal.

Sostuvo que ese cuerpo lagunar, presenta el mayor crecimiento de estromatolitos de agua dulce a nivel mundial, por encima de los que existen en Canadá, la costa oeste de Australia, en las Bahamas, en el Mar Rojo, en Río de Janeiro, Brasil y en México o el ubicado en Cuatrociénegas, Coahuila.