Octavio Martínez/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.-  Ni los moscos, ni las lloviznas  que han caído en los últimos días en el territorio solidarense y ni mucho menos el intenso calor de mediodía, hace que las más de 300 personas asentadas de manera irregular en un terreno aledaño a las casas que In House construyó se tomen una tregua para desistir de los trabajos que de limpia y división de lotes.

Ese día han cooperado con 40 pesos para las tres comidas que consumirán, de acuerdo con un informante anónimo que recibe a personas autorizadas para entrar al predio. Los víveres con los cuales se alimentan son mantenidos en la palapa que es la más amplia y mejor que el resto de las improvisadas y maltrechas que se ha levantado en la superficie que ronda alrededor de las cuatro hectáreas. Sus necesidades fisiológicas las realizan en cuatro letrinas que han construido.

Un asentamiento más y los habitantes de las casas

Por esa misma zona, un poco más al sur, también se ha establecido otro grupo en un predio situado en la parte sur de la avenida Lilis donde hace esquina con la prolongación de la Juárez. A estos últimos se le suman los que se han aferrado a no abandonar las casas del fraccionamiento In House que están en obra negra y que se asentaron en ese lugar desde principios del mes de septiembre, pese a las intermitentes intervenciones de la policía local.

En la demarcación la presencia policiaca no se vislumbra por ningún lado, pero para los invasores eso no es algo que les preocupe y más cuando han hecho un sistema de identificación entre ellos con las cuales pueden entrar y salir del predio. Consiste en unos escuetos pedazos cuadrados de papel forrados con micas plásticas, pero así mantienen el control para evitar que extraños desvirtúen sus fines, dicen.

Plan añejo

Cuando se les cuestiona hace cuánto tiempo empezaron con la organización, dicen que desde hace tres años nació la inquietud, también ofrecen el dato que algunos que están en la invasión son hijos de personas que llegaron a Playa del Carmen hace por lo menos unos 30 años.

No mencionan de qué partes de la ciudad han llegado ni quienes los organizan, solo de manera muy directa que son personas que buscan hacerse de un patrimonio. – si no, no estuviéramos aquí- expresa uno.