Jornaleros de la zona cañera de Q. Roo viven como si la COVID no existiera

Familias enteras viven hacinadas y sin medidas de prevención en las galeras de la zona cañera.

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Zona cañera de Quintana Roo
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Familias jornaleras dedicadas al corte de caña de azúcar, provenientes de otros estados del país, viven en hacinamiento y sin las medidas de prevención en medio de la pandemia del coronavirus que ya ha cobrado miles de vidas humanas.

En los albergues o galeras que se encuentran ubicados en la zona cañera de Othón P. Blanco, se puede observar el hacinamiento y la pobreza extrema que se refleja en familias que provienen de Chiapas y una que otra de América Central.

Son decenas de familias que vienen de manera conjunta (esposos, esposas e hijos), pero una vez que llegan a los centros de albergue, rehabilitados por grupos cañeros, son las mujeres y niños quienes se quedan en los lugares de alojamiento.

Sin embargo, en algunos lugares sólo se ven galeras en donde no se guarda la sana distancia, debido a que la empresa de la gramínea y grupos cañeros, no han puesto el interés total de proteger y salvaguardar la salud de quienes se dedican al corte de la vara dulce dentro de la zona de abasto del Ingenio San Rafael de Pucté.

Juana Gutiérrez, de 22 años, proveniente de Chiapas, dijo que no sabe mucho sobre la pandemia del COVID-19, y por ello no utiliza el cubrebocas durante su estancia en los albergues en esta temporada de corte de caña.

“Yo vine con mi esposo y mis hijos de 6, 3 y 1 año, aquí estamos con las demás familias, aquí cocinamos y sólo salimos para realizar las compras para la despensa de toda la semana”.

Asimismo, los cortadores de caña trabajan durante 12 horas dentro de las parcelas sin poner en práctica las recomendaciones sanitarias, ya que argumentan que el coronavirus no existe, y por lo tanto su único objetivo es ganar dinero para llevar y regresar a sus comunidades.

Niños de la zona cañera de Quintana Roo toman clases presenciales durante la pandemia 

Según datos de Luis Alberto Acosta López, administrador de la galera del ejido de Pucté, en este lugar viven más de 100 chiapanecos, entre cortadores, mujeres y niños, a quienes se les proporciona un cuarto a cada familia, con un fogón, colchonetas, cobertores y herramientas de trabajo.

Los hijos de los jornaleros también reciben clases, a pesar de que el sistema educativo convencional no ha regresado a actividades presenciales debido a la pandemia.

Tan sólo en la galera de Pucté, el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) brinda educación a 40 hijos de jornaleros agrícolas:

  • 16 de preescolar,
  • 11 de primaria baja (de primero a tercer grado) y
  • 13 niños de cuarto a sexto grado.

Sin embargo, en los cuartos de galera implementados como aulas no se cuenta con las medidas sanitarias y tampoco se usa cubrebocas o se respeta la sana distancia.

 

Zona cañera de Quintana Roo

 

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