¿Duermes con tu hijo? Podrías perder la memoria
En el futuro podrían transformarse en jóvenes y adultos dependientes.
Redacción
CANCÚN, Q. Roo.- Una de las decisiones más difíciles que deben enfrentar los padres, en la infancia de sus hijos, es el de elegir el espacio donde éstos van a descansar; sin embargo, ya sea por educación o economía, optan porque los pequeños duerman con ellos sin saber que esto puede ser perjudicial.
De acuerdo con el portal imujer.com, existe un gran debate en los sitios de consejos para padres, acerca de dormir con los niños, ya que puede ser algo negativo o positivo.
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Conoce las razones por la que los niños no deben dormir con los padres:
Es más difícil dormir
No importa la edad del niño, sino la cantidad de personas en la misma cama o habitación. Porque si no es lo mismo dormir sola que con tu pareja, que se mueve, se levanta y hace ruido, ¡imagina dormir tres, cuatro personas o más en la misma habitación! Se interrumpirán los patrones de sueño unos a otros, y todos terminarán durmiendo mal.
No hay intimidad para los padres
Una de las peores cosas que suceden cuando los niños duermen con los padres, es que estos pierden su espacio y momento de intimidad, y la relación comienza a desgastarse rápidamente. Lo que los padres no podemos olvidar es que la relación de pareja es la base de la familia, y que ser padres es un rol que llegó después del rol de pareja, no al revés.
Puede ser traumático para el niño
Mientras que algunos profesionales alaban los beneficios psicológicos y emocionales de dormir con los niños, pocos mencionan lo traumático que puede ser el momento en que hay que hacer que el niño duerma en su propia habitación.
Puede afectar la salud
De acuerdo a la Canadian Pediatric Society, dormir con los niños puede generar en pequeños y adultos un aumento de dependencia y ansiedad, pérdida de memoria, fatiga, falta de energía, depresión y obesidad.
Educa niños dependientes
Muchos niños terminan durmiendo con sus padres debido a pesadillas, miedos nocturnos y trastornos de sueño. El problema es que en lugar de enseñarle al niño a controlar sus miedos y ansiedades, le enseñas a buscar afuera soluciones a problemas internos. Esta es una receta para el desastre, que en el futuro podría transformarse en jóvenes y adultos buscando consuelo en la comida, el juego, el alcohol o las drogas.