Adrián Barreto/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- En el Parque Nacional Tulum las construcciones a la luz de luna son cosa de todas las noches, es la manera en la que desarrolladores de hoteles, palapas y casas de renta violan el decreto expropiatorio de 1981 que impide modificar las más de 664 hectáreas que los conforman, y pese a que hay recursos jurídicos ante la Procuraduría General de la República (PGR), parecen imparables.

“Eso es algo que se da todos los días. El último fue hace alrededor de tres semanas en la zona de playas, donde aparecieron sombrillas estilo palapas y una palapa grande de cuatro por seis metros en un cordón de la duna costera, y nadie se ha aparecido ahí. La gente estaba construyendo pero Seguridad Pública los desalojó, y posteriormente regresaron a construir la palapa”, recuerda Waddy Hadad, director del Parque Nacional Tulum.

No es el único. Desde 2014 se comenzó la construcción del hotel Mi Amor sobre el lote 34 del Parque. Ahora ya opera. El Bar Pancho Villa es otro de los ejemplos. Estos proyectos, como otros, están amparados bajo títulos de concesión irregulares.

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Siete años hace que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró por primera vez 14 construcciones ubicadas en el Parque Nacional Tulum pero todos esos edificios han vuelto a operar y todos, junto con los que se han sumado recientemente, no tienen autorizaciones de impacto ambiental ni cambios de uso de suelo, pero sí supuestos títulos de propiedad que no deberían existir, en tanto el Parque es propiedad de la nación.

“El decreto expropiatorio del 23 y 30 de abril de 1981, hace que toda la propiedad que esté al interior sea propiedad de la federación. Se han dado títulos de propiedad que quedan en un estatus de irregularidad por el mismo decreto”, argumenta Hadad.

De todos esos proyectos hay procesos jurídicos en la PGR y también en la Procuraduría Federal del Protección al Ambiente desprendidos de las mismas denuncias del Parque y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), instancias que habrá de definir cómo preparan los recursos respecto a la legalidad de los terrenos de los que últimamente aparecen presuntos dueños, pero quizá la última palabra se dé en los juzgados.

El origen

¿Quiénes han autorizado esos títulos de propiedad? Esa es la incógnita, pero su fuente de expedición está en los terruños de la desaparecida Secretaría de la Reforma Agraria y actualmente Sedatu.

El motivo medular de la discordia, compartida entre todas las construcciones que hay en el parque, es la falta de autorización de impacto ambiental y de la concesión de Zona Federal Marítimo Terrestre, mismas que de acuerdo a Waddy Hadad no conseguirán por estar en terrenos de la nación.

Y pese a ello todos los días parece haber interesados en seguir el mismo rumbo. 

“El que no hayan construido aún otros, no quiere decir que no haya más propiedades o que hayan expedido promesas de compraventa; están abusando de los compradores”, elucubra el director del Parque Nacional Tulum.

Pero esas promesas se concretan. Aunque existe le inspección de la Dirección de Desarrollo Urbano del municipio de Tulum, “el problema es que las construcciones se hacen en la noche, y construyen de adentro hacia afuera”.