Por Rafael R. Deustúa

¿Cómo renovar una de las historias mejor conocidas y más queridas del último siglo? Manteniéndose fiel a la esencia de los personajes y la historia -al tiempo que se brinda acción políticamente correcta al estilo del siglo XXI-, obviamente, pero eso es algo mucho más complicado de lo que parece y sin embargo Disney sale avante con “Peter Pan”.

En plena Segunda Guerra Mundial, en un terrible orfanato, Peter sueña con reencontrarse con su madre que le dejó ahí hace doce años hasta que una noche su mundo cambia cuando él y sus compañeros son secuestrados por piratas en un barco volador y llevados a Nunca Jamás, donde son esclavizados por el pirata Barbanegra. Para escapar Peter encuentra la ayuda de otro esclavo, un tal Garfio.

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El primer mérito de “Pan” es su libreto, bien pensado y elaborado hasta el último detalle, obra de Jason Fuchs. El segundo mérito es que el director Joe Wright respetó el guión evidenciando que trabajaron en equipo. De ahí en delante los méritos se acumulan y son de todo tipo, desde un gran villano en Hugh Jackman, hasta el esquema general de las aventuras emulando una atracción de Disneylandia que si no existe ya, pronto lo hará.

Wright supo dar a su historia el sentido de maravilla de las películas infantiles clásicas, aún siendo de acción real, al brindar secuencias extraordinarias casi desde el principio del filme, cuando un escuadrón de aviones caza de la segunda guerra mundial persiguen a un barco pirata volador por los cielos de Londres... y consigue que nos olvidemos de si es creíble o no, simplemente es fantástico verlo. Lo mejor de todo es que el ritmo con que inicia no decae en el resto del filme.

De buena ayuda para Wright son las actuaciones, aunque Jackman devora cual cocodrilo al resto del reparto, pero su villano ayuda a dar vida a la leyenda de Pan. Levi Miller, como Peter, da un buen rol a secas, pero lo apoyan por Garrett Hedlund y Rooney Mara, como Garfio y Tigrilla; Adeel Akhtar brinda un Sam Smiegel fantástico.

Los efectos especiales, visuales, sonoros y digitales son de muy buena calidad para representar la imaginación que la dirección de arte mostró al crear escenarios, vestuarios y situaciones. La edición apoyó a Wright para mantener el dinamismo del filme, acentuar algún momento dramático y eliminarcualquier secuencia que no fuera apropiada para toda la familia.