Velcro para lo malo, teflón para lo bueno: así es la mente

Según expertos en la materia, tener pensamientos negativos recurrentemente daña más de lo que crees.

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Los pensamientos negativos son parte del proceso evolutivo del ser humano, advierten expertos. (ayudapsicologicaonline.com)
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Agencia
CANCÚN, Q. Roo.- Todos los días tenemos pensamientos, pero ¿los tuyos generalmente son positivos o negativos? No te culpes si te das cuenta de que recuerdas mejor ese momento en el que llovió justo cuando habías preparado un gran picnic en Playa Delfines, que aquel en el que el día estuvo fabuloso… Recordar mejor lo malo es parte de la evolución.

De acuerdo con Rick Hanson, neuropsicólogo, fundador del Wellspring Institute for Neuroscience and Contemplative Wisdom, los humanos evolucionaron para pensar de forma negativa; pero ¿a qué se debe?, se cuestiona Laura Vela, colaboradora del portal web dineroenimagen.com

Al parecer era más importante para nuestros ancestros lograr evadir todo tipo de amenazas que acumular lo bueno de la vida, pues su único objetivo era sobrevivir y mantener sus necesidades básicas cubiertas.

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De esta forma es que en la actualidad aquella característica del cerebro permanece. Aunado a que nuestros cerebros están muy en sintonía con el estrés, incluso cuando esa tensión no nos pone en peligro, la situación parece no muy alentadora para nuestra salud mental.

Hanson describe al cerebro como “velcro para las experiencias negativas y teflón para las positivas”

Hanson describe al cerebro como “velcro para las experiencias negativas y teflón para las positivas”; y aunque las buenas experiencias sí pueden permanecer en nuestros recuerdos, para que esto sea así deben estar por un periodo más amplio en nuestro consciente.

Una vez que los eventos negativos son percibidos, se almacenan rápidamente en la memoria, en contraste con las buenas experiencias que necesitan al menos 10 segundos o más para ser transferidas de la memoria de corto a la de largo plazo.

¿Y esto cómo te afecta?

Cuanto más un individuo tienda a pensar de forma negativa, más fácil será volver de forma automática a estos patrones de pensamiento.

Además, de acuerdo con una publicación del Psychology Today, esto puede dañar las estructuras neuronales que regulan las emociones, la memoria y los sentimientos e incluso aun cuando nuestro estrés y preocupación sean infundados, la amígdala y el tálamo no son capaces de diferenciar este estrés del tipo que realmente debe ser escuchado.

Eso no es todo. Se libera cortisol. Y entre más cortisol se libere en respuesta a las experiencias y pensamientos negativos, más difícil puede llegar a ser, con el tiempo, formar recuerdos positivos.

¿Cómo combatir los efectos?

La buena noticia es que es posible cambiar nuestros patrones de pensamiento. Para esto, el científico Edward Selby sugiere en la revista Psychology Today que nuestra participación en una actividad que ocupe toda nuestra mente, como un rompecabezas o un crucigrama, puede ser útil para romper con los patrones de pensamiento negativos.

Además prestar atención y observar de forma consciente y no crítica lo que pensamos, puede ser también de gran ayuda.

Un estudio publicado en 2014 afirma que dar un paso atrás y "observar los pensamientos y sentimientos como eventos temporales” puede ayudar a mediar los efectos adversos.

Hanson también recomienda practicar la gratitud; en este sentido, puede ser muy práctico llevar un diario sobre este tema y escribir en él cada día.  No todo está perdido.

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