La propuesta de las cooperativas pesqueras para solicitar ante la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca) los permisos para la recolección de sargazo fue desechada por el sector, ante el lento avance de la industrialización del alga.

Baltazar Gómez Catzín, presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras de Quintana Roo, explicó que ante la poca claridad sobre cuándo podría ser aprovechable este recurso, los pescadores decidieron no continuar con el proceso de solicitud.

“No les convenía (por) dinero, era muy poco el potencial de ganancia, entonces mejor ya no se hará nada”, sostuvo el líder.

La propuesta pretendía que se pagara a los pescadores por la cantidad de sargazo recolectada, mismo que después podría ser utilizado para procesarlo y convertirlo en otros productos.

En ese ánimo, al volverse un recurso con valor comercial, la macroalga dejarían de ser un problema, pues su recolecta estaría incluso competida.

Esa ha sido una de las principales ideas para la solución de la problemática ambiental en los principales foros de discusión. Sin embargo, a cinco años de los primeros arribos de sargazo no hay todavía una industria consolidada.

La compañía Dianco, que pretende terminar de instalarse entre enero y marzo de este año, es la primera que procesará el sargazo de manera masiva, pero no está dispuesta a pagar por él.

Héctor Romero, representante de la empresa, sostuvo que ya realizaron convenios con hoteles, a quienes les cuesta dinero contar con un sitio de disposición final para depositarlo.

La empresa estaría reduciendo estos costos finales al sector hotelero a cambio de obtener la materia prima para fabricar biocombustible.

Su modelo de negocio actual no contempla recolecta ni transporte de sargazo, por lo que aún no es un bien comercial con alto valor.

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