Carlos Castillo/SIPSE
BACALAR, Q. Roo.- La producción de miel y cerca de nueve mil apiarios del municipio de Bacalar se encuentran en riesgo por el uso de químicos utilizados para 10 mil hectáreas de producción de caña.

Alfonso Ek Poot, representante de la Sociedad de Productores Rurales de Miel “KabiHabin”, indicó que se ha dado un crecimiento exponencial de la producción de caña que pone en peligro a la producción apícola debido a los químicos que se usan para el control de plagas y aceleramiento de la maduración de la gramínea.

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Resaltó que está latente la muerte masiva de las colmenas y las afectaciones por las fumigaciones a los cultivos de caña, efecto que han resentido desde tiempo atrás, ocasionando una baja en la calidad de la producción y calidad de la miel.

Comentó que en la comunidad de Blanca Flor, donde más hay más de 100 apicultores, existen cerca de 300 hectáreas de caña sembradas en los alrededores, ocasionando que las abejas en la mayoría de las veces, llenen las colmenas con miel de caña, reduciendo su calidad, y por ende, es un producto que no sirve para su exportación.

César Jacinto González, presidente de la Unión de Campesinos y Grupos Agropecuarios, dijo que existe un aproximado de 10 mil hectáreas de caña sembradas en diversas comunidades del municipio bacalarense, principalmente en los alrededores del ejido de San Román, donde se construye un Ingenio de Caña de Azúcar especializado en Etanol.

Explicó que aunque este proyecto, supuestamente se encuentra abandonado desde hace varios años, los empresarios compraron miles de hectáreas de selva ejidales que fueron devastados para la siembra de caña de azúcar, que si bien creó fuentes de empleo en la zona, también ha puesto en riesgo algunas actividades económicas como la apicultura.

Desde el 2015, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó la construcción del ingenio especializado en Etanol, aunque el proyecto se encuentra abandonado desde hace más de un año.

La construcción de la fábrica, de más de mil millones de pesos, perteneciente al Grupo Santos de Monterrey, quien en su momento compró más de diez mil hectáreas de terrenos ejidales, mismos que actualmente se encuentra devastados para la siembra de caña.