Irreverencia al que descifró el Código Maya

La obra es en honor a Yuri Valentinovich Knórosov, quien permitió descifrar la literatura maya.

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La obra había desaparecido en 2012. (Foto: Jesús Tijerina).
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Claudia Olavarría/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.-  La escultura del ruso Gregory Pototsky dedicada a el ucraniano Yuri Valentinovich Knórosov, científico y lingüista ruso está valuada en 300 mil dólares, y fue un regalo a Cancún en el marco del cambio de era de acuerdo al calendario Maya, escultura que a unos meses de haber sido colocada se cayó de la base, fue reinstalada y después fue robada y recuperada en una chatarrera en la supermanzana 67.

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El 23 de marzo de 2012 Pototsky donó a México una réplica de su obra, y eligió a la ciudad de Cancún para ello, mismas que fue colocada en el Jardín de Martí entre las avenidas Náder, Coba y Bonampak para que nacionales y extranjeros pudieran apreciarla, aunque la propuesta del artista plástico era colocarla en el kilómetro cero del bulevar Kukulcán.

“Tres esculturas donó al municipio el presidente de la academia de la Bondad Gregory Pototsky, cuando estuve a cargo del Instituto de Cultura y las Artes de Benito Juárez, una en honor de  Yuri Knórosov quien descifró el código Maya, otra fue el árbol de la bondad”, comentó Alejandro Ramos Hernández.   

Yuri Knórosov, descifró el código Maya. (Foto: Jesús Tijerina/SIPSE).

Una mañana  finales de julio de 2012 la escultura había desaparecido, por lo que se interpuso la denuncia correspondiente y de inmediato todas las chatarreras de la ciudad fueron visitadas por las autoridades.

Y fue en uno de esos negocios en la supermanzana 67 donde las autoridades detuvieron a Wilberth Hernández Hernández, porque tenía en su poder la escultura a la que le faltaban algunas piezas, el joven a las pocas horas recobró su libertad porque no fue detenido en flagrancia, pero en las investigaciones aceptó haber pagado cuatro mil 500 pesos.

Sin embargo, la obra está valuada en 300 mil dólares y por ello fue colocada en uno de los jardines centrales del palacio municipal en Benito Juárez, donde está custodiada por palmeras, y a la vista de todos, pero muy pocos se acercan a observarla.    

La obra está elaborada en bronce en forma de cruz en bajo relieve, en el lado norte está una figura de Knórosov de la que predomina su rostro, y entre sus manos tiene un gato de la raza siamés recargado en su pecho, aparece su nombre así como años de nacimiento y deceso, todo bañado con una patina en color verde.

Muchos secretos mayas fueron descubiertos a raíz de esta obra. (Foto: Jesús Tijerina/SIPSE).

Del otro lado de la escultura con vista al sur hay una serie de jeroglíficos mayas que fue su máxima obra, que permitió conocer en muchos secretos de una de las destacadas culturas que México comparte con otros cuatro países de Centroamérica.

Las escultura de 200 kilogramos de peso y 1.40 cm de altura esta sobre una base trapezoide sin ninguna placa que indique algo al respecto.

 La obra donada está dedicada a la Canción Mexicana, aunque en un principio era en honor de José Alfredo Jiménez, y se encuentra en Cancún, mientras que el árbol de la bondad fue colocado en Puerto Morelos.

 “El escultor vino a Cancún a principios de 2012, llegó sin más preámbulos al Instituto de Cultura y las Artes y ofreció la donación, porque consideraba que debía estar aquí es la obra, por lo relevancia de la persona a la que estaba dedicada, y luego decidió hacer dos donaciones, más”, explicó el entrevistado.

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