Agencias
CANCÚN, Q. Roo.- Los dirigentes de los clubes Diablos Rojos del México, Sultanes de Monterrey, Tigres de Quintana Roo y Delfines del Carmen abandonaron ayer la Asamblea de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), como protesta al no estar de acuerdo en algunos puntos.

Durante la reunión de presidentes de los 16 conjuntos de la liga de verano, a la que algunos propietarios llegaron tarde debido a la logística en sus vuelos, se buscó tratar el tema de los jugadores extranjeros y naturalizados, situación que no se avaló.

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Debido a la negativa de algunos presidentes de clubes a tratar ese asunto, el cual presuntamente no estaba agendado, los dueños de tres de los conjuntos más tradicionales del beisbol mexicano decidieron abandonar la sala, como protesta por esta decisión.

Los dirigentes José Maiz, Carlos Peralta y Alfredo Harp, coincidieron en señalar que no estaban dispuestos a seguir en una Asamblea en la que se afectaba el futuro del beisbol mexicano, motivo por el cual se retiraban como protesta.

De esta forma, a la protesta de Sultanes, Tigres y Diablos Rojos se unieron Guerreros de Oaxaca y Delfines de Ciudad del Carmen, mientras el resto se quedó a concluir con la asamblea.

Al inicio de la junta, la directiva de Oaxaca presentó un punto de acuerdo para discutir los temas de los jugadores mexicanos nacidos en el extranjero y de los extranjeros naturalizados, pero al momento de la votación un grupo minoritario la rechazó.

Protesta ante los hechos

Ocho equipos estaban de acuerdo en tratar el asunto, y en espera del voto de dos más, cuyos dirigentes no habían llegado a la reunión, sin embargo, el resto prefirió comentar otros puntos, lo que originó la molestia de los primeros.

Monterrey, Tigres, Aguascalientes, Ciudad del Carmen, Oaxaca, México, Monclova y Saltillo esperaban el voto de Campeche y Tabasco, sin embargo, Veracruz, Puebla, Tijuana, Yucatán, Reynosa y Laguna decidieron no discutir este tema.

El abandono de la sesión de parte de estos conjuntos no es una señal de que abandonarán la LMB, sólo es un acto de protesta por un hecho que consideraron es lamentable.