Por Rafael R. Deustúa

Tal como hay películas clasificadas sólo para adultos, otras deberían etiquetarse como “sólo para niños”; de hecho la clasificación AA se acerca a ello si uno traduce “todo público” por “infantil”. Eso es relevante pues “Alicia a través del espejo” es una buena película para infantes, pero sólo para ellos pues los demás no nos involucramos.

Tras escapar de unos piratas, la capitana Alicia regresa a Londres sólo para descubrir que su madre la obliga a dejar sus sueños aventureros, pero justo cuando se ve acorralada descubre en un espejo una puerta al país de las maravillas . Ahí descubre que su amigo el sombrerero loco está muriendo y ella se apresta a auxiliarlo.

Al final de “Alicia en el país de las maravillas”, la niña Alicia regresa a su casa tras entender que la lógica y la razón existen para mantener a raya a la locura sin sentido... pero eso en la versión de 1951, no la de 2010 y ésta nueva entrega de Disney parece una secuela de la de hace 65 años. Esta ocasión tenemos un libreto que procura explicar cada cosa y darle una razón, detalles innecesarios en la anterior entrega, además de insistir en varias moralejas dirigidas a los niños. Se pierde la caótica rebeldía que distinguió al filme de hace seis años.

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La dirección es de James Bobin, quién presenta un mundo maravilloso y lleno de detalles con una narrativa secuenciada para que se entienda a la perfección... pero que no te involucra con los personajes. Todo el tiempo ves la historia “desde fuera”, pues no te relacionas ni con los protagonistas ni con lo que viven, hay situaciones ingeniosas y algunos buenos chistes, pero realmente no preocupa lo que pase.

Incluso resultan un tanto molestos los obvios esfuerzos por moralizar la película, aunque eso sólo desde la perspectiva de un adulto o un adolescente, con los niños eso es otro cantar y las cosas que uno puede criticar se desvanecen.

En actuaciones existe una falta de entusiasmo en personajes clave, como la reina blanca (Anne Hathaway) y el sombrerero loco (Johnny Depp), que cumplen con su rol pero que ya no sorprenden.

Mia Wasikowska no genera carisma, pero tiene algunos buenos momentos, en particular cuando interactúa con Tiempo (Sacha Baron Cohen), quién se roba el filme con algunas de las secuencias mejor escritas.

Los efectos son tan buenos como en la primera, al igual que el diseño de arte y producción.