Familias de Cancún denuncian riesgo por dinamita usada en sascabera

“¡Es hoy, es hoy, es hoy!”, es la única advertencia que reciben los colonos, unas horas antes de que la dinamita haga volar piedras en cualquier dirección.

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La sascabera comenzó a operar cuando no había colonias cercanas, pero cada vez hay más viviendas, lo que aumenta el peligro de que alguien salga herido por la dinamita. [Foto: P. Chiomante]
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CANCÚN, Q. Roo.- La extracción de material pétreo en la zona de Rancho Viejo pone en riesgo a las familias que habitan a menos de dos kilómetros de la sascabera, pues cuando dinamitan la mina muchas piedras salen disparadas y a veces caen sobre las casas. 

“¡Es hoy, es hoy, es hoy!”, es la única advertencia que reciben los colonos unas horas antes de que la dinamita haga volar piedras en cualquier dirección. Nadie puede salir a la calle o estar en su patio, de lo contrario, podrían morir de una pedrada. 

Vecinos de Rancho Viejo enfrentan este problema desde hace más de cinco años, sin que hasta el momento existan negociaciones, afirmó Araceli, habitante de la colonia. “Ya hemos hablado con ellos pero nada, no quieren dejar de dinamitar, y luego Protección Civil está de su lado, dicen que no hay riesgo, pero cómo no va a haber riesgo, si caen las piedras”, dijo una vecina. 

Los techos de las casas, construidas en su mayoría de madera, teja o lámina, han sido averiados por las rocas. “Ya les dije que si ellos me van a pagar mi techo, están viendo cómo vive uno, que no tiene dinero luego, y todavía nos afectan más. Yo vivo aquí y tengo derecho”, añade Araceli. 

Sascabera opera en la zona desde antes de ser poblada 

La sascabera de Rancho Viejo, de donde se extrae material para la industria de la construcción en Cancún e Isla Mujeres, opera en la zona desde antes que fuera poblada. Sin embargo, el boquete en el suelo ha crecido a tal dimensión que lo único que lo separa de las viviendas es una calle de terracería de cuatro metros de ancho. 

La excavación mide alrededor de seis metros de profundidad y abarca alrededor de dos hectáreas. Resulta peligroso incluso para los niños que juegan en el sitio. Una caída podría costarles la vida. 

Las casas más cercanas se ubican a escasos ocho metros, pero los impactos de las rocas que se disparan en la explosión del suelo alcanzan un radio de hasta un kilómetro. Vecinos se quejan de la inestabilidad que estas labores representan para ellos y sus viviendas, pues cuando adquirieron los terrenos no les advirtieron que usarían dinamita a pocos metros de sus hogares. 

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