Quintana Roo es la entidad con el mayor número de personas que dejaron de profesar alguna religión o creencia en los últimos cinco años: cerca de 252 mil personas optaron por declararse ateos, la mayoría jóvenes de 17 a 29 años.

Así lo dio a conocer la Encuesta Nacional de Personas Creyentes y No Creyentes en México, elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística.

De acuerdo a la información recabada en el último trimestre del 2020, un millón 137 mil quintanarroenses creían en Dios, cuando cinco años antes eran un millón 389 mil.

De esta manera, Quintana Roo se convirtió también en la entidad con el mayor porcentaje de población atea: casi 37%, seguido por Baja California, con 20%, y la Ciudad de México, con 16%.

Los fieles de la Iglesia Católica siguen siendo mayoría en el estado caribeño, pero han perdido terreno ante los cristianos, evangélicos, testigos de Jehová, mormones y otras religiones: los católicos pasaron de ser el 64% de la población creyente en el 2015, a cerca del 51% en el 2020.

A pesar de lo anterior, el número de iglesias, templos y otros centros de congregación religiosa aumentaron casi un 67% en el último lustro; es decir: existen más lugares para “orar”, pero cada vez menos personas interesadas en asistir.

Sobre este tema, la psicóloga Graciela Alvarado Estrella dijo: 

“No es una fenómeno exclusivo de Quintana Roo, sino que sucede en todo el país, e incluso en el mundo: las nuevas generaciones están menos interesadas en formar parte de una congregación religiosa, ya que recibieron una menor instrucción sobre el tema”.  

Explica que la mayoría de los jóvenes que ha atendido le han externado problemas con sus padres o familiares de mayor edad, precisamente por su decisión de no profesar ninguna religión.

“La mayoría de las creencias religiosas basan sus enseñanzas en la promesa de una vida mejor después de la muerte, o un castigo en caso de no acatar las reglas. Pero las nuevas generaciones cada vez tienen menos miedo de lo que pueda pasar. Prefieren vivir el aquí y el ahora, y para eso necesitan quitarse los grilletes de las normas religiosas”.

La especialista señala que en las siguientes generaciones el número de personas religiosas disminuirá aún más, ya que los actuales jóvenes están inculcando a sus hijos el ateísmo.

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