¿Qué representaba la cruz para los mayas? Conoce lo que pensaban de este símbolo
Cuando los conquistadores llegaron a tierras mayas hallaron esculturas con forma de cruz
MÉRIDA, Yuc.- La cruz es un símbolo que ha sido empleado por muchas culturas y en Mesoamérica, los antiguos mayas empleaban el vocablo quiché kajb’al, actualmente conocido como la “cruz maya”, y que representa la fusión de las cuatro esquinas del universo.
Cuando los conquistadores españoles llegaron a esta tierra hallaron esculturas con forma de cruz y -consideran algunos estudiosos del tema- creyeron que se trataba de una prueba de la presencia de cristianos en la zona.
Estas cruces llamaron poderosamente la atención de los españoles, pues incluso en crónicas del siglo XVI, como la de Bernal Díaz del Castillo, se hace referencia a que en Yucatán se encontraron “señales de cruces”.
Referente del cosmos
De acuerdo con la investigadora María del Carmen Valverde, la cruz maya era empleada como un referente geográfico del cosmos.
En su trabajo Estudios de Cultura Maya, indica que para este pueblo prehispánico “la cruz es fundamentalmente el símbolo de toda la geografía terrestre y celeste”.
“El universo maya, igual que el de otros muchos grupos indígenas americanos, estaba dividido en cuatro partes: cuatro rumbos del mundo, asociados a las cuatro partes del cielo y a las cuatro partes del inframundo”, menciona el texto.
El símbolo de la cruz es tan importante, subraya, que en la mayoría de los pueblos del área maya se continúa con la tradición de colocarlas en las cuatro salidas del pueblo.
En la Península, por ejemplo, son ubicadas en las cuatro “salidas oficiales” para proporcionar, junto con los balames, protección al lugar.
Además, menciona, en la ceremonia del chac-chac, que se sigue efectuando en esta región del país como una petición de lluvia, aparece una serie de motivos que tienen que ver con la cruz.
La imagen de Quetzalcóatl (Kukulcán, para los mayas), era un personaje que no aceptaba sacrificios humanos y que era casto, lo cual pudo haber reforzado la idea de los frailes, que empezaron a considerar que dicha divinidad se trataba realmente de algún apóstol (para don Carlos de Sigüenza y Góngora se trataba de Santo Tomás), y que había inculcado conocimientos en los indígenas, entre ellos en el ramo de la agricultura.
Fray Bartolomé de las Casas fue más allá y describe que la deidad indígena era blanca, alta, con gran barba, en tanto que fray Juan de Torquemada coincide en que era blanca, rubia y barbada.
Fue así que, a través de cada similitud que los europeos encontraron entre la religión nativa y la católica, se fueron sincretizando ambas creencias, al punto de que algunos, a través del tiempo, convencieron a los nativos de que su dios indígena blanco y barbado, se trataba de Jesucristo.
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