Arquidiócesis de Yucatán ve difícil rehabilitar las iglesias

Los recursos para los trabajos suelen obtenerse de la feligresía, que aún experimenta los estragos de la pandemia del Covid-19.

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El INAH supervisa y autoriza los trabajos en algunos recintos.
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El mantenimiento de las iglesias es un tema complicado y delicado, sobre todo los que son considerados bienes de la nación, pues el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) supervisa y autoriza los trabajos que se realizan. Sin embargo, la gran mayoría de las veces los recursos tienen que salir de la comunidad y eso es muy difícil, sobre todo en la actualidad, cuando la economía de los feligreses quedó afectada por la contingencia del Covid-19, manifestó el presbítero Jorge Martínez Ruz, vocero y coordinador de Comunicación de la Arquidiócesis de Yucatán.

Martínez Ruz señaló que, si se suma la escasez de recursos, la pandemia, la temporada de huracanes y la intensificación de las lluvias y los vientos la problemática se intensifica, pues los edificios requieren, además del mantenimiento habitual, programado y necesario, reparaciones extraordinarias.

“A veces las ramas que caen y afectan alguna barda y los estancamientos en los techos que los desgas tan generan costos que no están contemplados”, dijo el presbítero, quien también invitó a los feligreses a que apoyen a la iglesia. “A veces no es necesario que se pague la reparación, si se tiene algún buen samaritano que pesa el oficio y pueda ayudar con la mano de obra”, dijo, al tiempo que afirmó que son múltiples las formas de aportar, como “quizás ayudar al párroco a organizar actividades de colecta o a buscar benefactores para la manutención de estos templos”.

Dijo que la infraestructura de la iglesia no se mantiene sola, pues se requiere de la ayuda del pueblo cristiano, ya que hay comunidades del interior del Estado que no tienen ni para lo básico. Por eso, quien quiera ser benefactor lo puede hacer hasta en especie; “no tiene por qué ser sólo recursos económicos, si alguien tiene una empresa y puede donar materiales, mano obra o lo que le sobre, es bienvenido”.

El desinfectante, el gel antibacterial y los tapetes sanitizantes se convirtieron en un gasto más que ha tenido que absorber a iglesia, “Por un lado se dejó de percibir el suficiente ingreso por parte de la feligresía y, por otro, se tienen gastos adicionales”, finalizó.

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