Luis Fuente/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- La acumulación de gas licuado de petróleo (L.P.), más conocido como butano, y una chispa del sistema de arranque del compresor de un refrigerador en la cocina del local, fue la combinación que provocó la explosión en el restaurante La Nao de China, expresó el director de Servicios Periciales de la Fiscalía General del Estado, Carlos Ruiz Cardín.

Por su parte, la fiscal general Celia Rivas Rodríguez indicó que las investigaciones de este caso, concentradas en la averiguación previa 433/18/2013, continúan para determinar si se trató de un accidente o se puede fincar responsabilidad a alguna persona.

Rivas Rodríguez señaló que como parte de los peritajes realizados se incluyó un informe de daños en negocios aledaños a causa de la onda expansiva, y que incluyen afectaciones en vidrios, ventanales, ropa de exhibición y plafones, estimados en 500 mil pesos.

Detalló que los negocios afectados fueron Gran Chapur Norte, Farmacia de Valor y The Italian Coffee, de los cuales ya se presentaron dos denuncias: la primera por parte de José Carlos Ruiz Madera, apoderado legal de Guillermo Aguilar Montemayor, administrador único de Farmacias de Valor, S.A. de C.V., y la segunda, por parte de Martín Jesús Raygoza Zozaya, apoderado de Tiendas Chapur, S.A. de C.V., contra quienes resulten responsables de los daños.

Agregó que el predio particular aledaño a la parte trasera del restaurante siniestrado también sufrió daños, pero no se ha interpuesto denuncia alguna sobre ello.

El dueño aún no da la cara

La fiscal señaló que hasta ayer no se ha presentado ante la dependencia el dueño de La Nao de China que, según los registros de Canirac, es Juan Gregorio Mata, y tampoco algún representante legal del establecimiento.

El director de Servicios Periciales de la FGE, Ruiz Cardín, señaló que en un principio se presumió que la explosión fue por gas metano, del sumidero, porque al hacer un rastreo en el lugar de los hechos con detectores de hidrocarburos había alto índices de ese componente.

Sin embargo, continuó, luego de tres días de trabajo y de la remoción de los escombros se llegó al área de la cocina, y en la revisión se encontró que el punto de origen de la explosión fue detrás de un refrigerador comercial y se debió a una fuga de gas de la tubería de cobre que alimenta a las estufas industriales.

Explicó que el establecimiento tenía cinco refrigeradores industriales, uno de ellos en la cocina, mismo que debido a su sistema de arranque generó la chispa o ignición, que al final detonó la explosión que destruyó gran parte de las instalaciones del restaurante, además de afectar a locales aledaños.

Accidente "con suerte"

Ruiz Cardín indicó que, a pesar de la magnitud del siniestro, fue un accidente "con suerte", ya que en la cocina había una doble pared, que la separaba del comedor y de la calle, por lo que cuando hubo la explosión esto motivó que la onda expansiva no avanzara con tanta fuerza, ya que casi todo se quedó dentro y se dirigió al interior del negocio e, incluso, las puertas principales de acceso fueron aventadas hacia la calle.

Expresó que el restaurante contaba con dos tanques estacionarios de gas LP, mismos que no estaban llenos a toda su capacidad; no obstante, la fuga fue en una cantidad importante; así como se encontró que las tapas de la fosa séptica estaban intactas, por lo que se descartó que fuera gas metano el detonante de la explosión.