Carlos Horta/SIPSE
BACALAR, Q. Roo.- Los campesinos que cuentan con las tierras más fértiles de la entidad son mexicanos, pero no nacieron aquí. Llegaron hace más de tres décadas huyendo de las matanzas indígenas organizadas por el régimen militar de Efraín Ríos Montt en Guatemala, y se establecieron en el territorio estatal, donde años más tarde obtuvieron la nacionalidad Mexicana, apuntó Ricardo Cejudo Maldonado, antropólogo de la Universidad de Quintana Roo (Uqroo).  

En esta comunidad, fundada por mil 373 familias guatemaltecas que pidieron refugio llegaron de Huehuetenango y El Quiché en aquellos años, hoy en día la recesión económica y la falta de oportunidades continúan haciendo estragos en las actividades productivas del campo, por lo que miles de personas se encuentran desempleadas y en la zozobra respecto a su futuro en la zona rural.

En un estudio de campo realizado por Cejudo Maldonado en el 2010, logró identificar que hay muchos que aún aguardan su naturalización mexicana, pues fueron de aquellas familias que optaron por regresar a Guatemala, para luego arrepentirse y volver a esta comunidad. 

El centro del poblado fue acondicionado con una placeta para que la gente escuchara los discursos oficiales, entre ellos, el del gobernador Joaquín Hendricks, diciéndoles que los refugiados "no son parias ni delincuentes, como tampoco pueden ser objeto de la caridad institucional, porque quien busca refugio ha sufrido al dejarlo todo en sus tierras, producto de la persecución”.

Maldonado, señala de igual manera que la marginación, en todos los servicios públicos y asistenciales continúa de manera permanente, pues lo hizo constar con las dos semanas que permaneció en el lugar por motivos de estudio social cuando cursaba la licenciatura.   

Pero esa citas textuales del ex gobernador contrastan con la realidad que vive la comunidad en la actualidad, pues esta, es la perspectiva que tiene Mario Maldonado Ordoñez, quien ostenta el cargo de subdelegado de Maya Balam, y manifiesta que uno de los problemas que más agobia a la población es la falta de atención en sus calles, pues admite que con recursos propios ellos han sacado piedra para rellenar los grandes agujeros que generan las lluvias y los vehículos pesados con los que sacan el producto del campo que comercializan en la capital.

Maldonado Ordoñez, también hace mención de los carentes servicios de salud que varios años tuvieron, pues admite que tuvieron que morir varias personas a causa del dengue hemorrágico para que las autoridades decidieran instalar en pequeño centro de salud, pero aun así no se dan abasto con los medicamentos, además que solo labora un doctor y una enfermera entre semana.