Te cobran "mero" y te dan "liebre": revelan engaño de pescaderías y restaurantes en Mérida

Una investigación reveló que cada vez es más frecuente la llamada sustitución: se comercializan supuestas especies caras pero se dan otras más baratas

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Resaltan que la sustitución no es un problema nuevo ni único de alguna ciudad o alguna costa. (Archivo/Novedades Yucatán)
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MÉRIDA, Yucatán.- En la actualidad, los consumidores no pueden saber con certeza qué tipo de pescado es el que comen sobre todo si lo adquiere como filete empanizado, pues desde hace algunos años, ocurre un fenómeno que cada vez es más preocupante: la sustitución de especies.

Esto implica un engaño o fraude al comprar pescado pues se pide una especie con nombre comercial y en realidad lo que el oferente entrega es otra especie de mar, en la mayoría de las ocasiones de menor precio, calidad y valor nutricional.

Por ejemplo, se compra un filete de mero a su precio, pero se recibe de baza o tilapia, especies más baratas y de distinto sabor, pero que es difícil de identificar si no se tiene conocimiento para ello.

Dicha situación muchas veces ocurre sin conocimiento de quien lo comercializa, lo que afecta a los pescadores pues su producto es sustituido por especies de importación. En México desafortunadamente no existe una política de trazabilidad que garantice toda la cadena de valor de los productos del mar, por lo tanto el engaño sigue dándose en restaurantes y comercios, incluidos los ubicados en Yucatán.

Debido a ello, la organización internacional Oceana México realizó por segunda ocasión el estudio “Gatoxliebre 2.0”, por medio del cual investigó, de agosto a noviembre de 2020, la situación en cuatro ciudades del país. En total se recolectaron 197 muestras de las cuales 66 fueron en Tijuana y Ensenada, 65 en Guadalajara y 66 en Mérida.

Al respecto, la directora de campañas de transparencia de Oceana, Mariana Aziz, precisó que es la segunda ocasión que hacen el estudio y la primera vez que se incluye a la ciudad de Mérida. La primera edición se llevó a cabo en la Ciudad de México, Mazatlán y Cancún.

Indicó que con el estudio se descubrió que el porcentaje de sustitución de especies en la ciudad capital es del 36 por ciento.

Mérida, la ciudad con menor porcentaje de sustitución

Recordó que Mérida fue la ciudad con menor porcentaje de sustitución, sin embargo, sigue siendo alto pues se da en más de una de cada tres especies.

“Fuimos y compramos pescados en diferentes restaurantes y pescaderías y nos dieron 'gato por liebre'; nos dieron una especie completamente diferente a la que se estaba ofertando, estos porcentajes varían dependiendo de si es en pescaderías o restaurantes; en pescaderías es del 42 por ciento de las veces existió ese engaño y 27 por ciento en restaurantes”, detalló.

Resaltó que no es un problema nuevo ni único de alguna ciudad o alguna costa y sucede porque no existe un marco legal adecuado, una norma de trazabilidad o una política pública que permita conocer el trayecto que recorre el pescado a lo largo de toda la cadena de valor, es decir, desde su captura, llegada a puerto, desembarque, transportación y punto de venta.

Desafortunadamente, el no tener información del proceso que pasa el producto a lo largo de las distintas etapas dificulta frenar la sustitución y que se conozca en qué etapa de la cadena de valor ocurrió.

El estudio cuya primera edición se realizó en 2019, es un mecanismo para denunciar la situación que prevalece en la comercialización de las especies.

Como resultado de la publicación del estudio también se logró el acercamiento con las autoridades federales, en este caso, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) con la cual se lograron organizar mesas de trabajo integradas por representantes de Oceana, organizaciones civiles y miembros del sector pesquero.

Agregó que ya se trabaja en un borrador de norma de trazabilidad, sin embargo, es un proceso que va lento pues continúa en la misma etapa.

“Nos gustaría que fuera un proceso más ágil y expedito para que pronto esta norma pudiera existir y se atacara el problema de sustitución que afecta a consumidores, a los ecosistemas marinos porque no se sabe qué se está capturando, en qué volumen y también afecta a pescadores”, concluyó.

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