El juego de tronos que le dicen
El Santo Padre afirmó categórico que toda religión es respetable, y que no se vale masacrar a nadie en nombre de ella como en París, pero que el humor debe tener un límite.
El Papa Francisco seguramente está en el proceso de asimilar que una artista italiana lo haya incluido en una nómina de líderes mundiales en los que tristemente se excluye cualquier compatriota mexicano, donde se les puede observar con singular hiperrealismo su paso por el baño a la hora de las deyecciones.
Sobre todo porque más allá de la provocación de mostrarlos haciendo cara de león, tiene una doble lectura con pasito tzun tzu: en la última temporada de Juego de tronos se puede ver cómo el gran rey de la comarca, temido y admirado, cae abatido por la ballesta del enano Tyrion Lannister en su augusto baño, avergonzado de una muerte tan indigna.
Quizá por eso el Santo Padre afirmó categórico que toda religión es respetable, y que no se vale masacrar a nadie en nombre de ella como en París, pero que el humor debe tener un límite.
Se ve que no conoce México, donde todos los días el humor involuntario se salta todas las trancas. Por eso podemos ver al payaso Lagrimita, distinguido lector de Norberto Bobbio y gran fanático de la Escuela de Frankfurt, convertido en candidato lógico del PRIcámbrico temprano en Jalisco; o al góber de Michoacán declarando cosas como “El objetivo no es La Tuta, no hemos fracasado (y puede que tenga razón, pues en las tierras purépechas la vida es a la manera de un capítulo de Los Cariñositos); o que el doctor Miguel Ángel Mancera pueda responder a quienes de manera mezquina le preguntan por su patrimonio, en el mejor estilo de cualquier miembro del grupo Atlacomulco: “¿Para qué quieren saber cuánto gano?” (pues para pedirle prestado, ¿cómo que para qué?); o que en el último día para obtener las credenciales de elector en las oficinas del INE se podía ver letreros de “Sé feliz, ya harás fila”, mientras al lado había unas colas peores que para sacar una plurinominal en el PAN.
Pero eso no es lo más bonito del Instituto Nacional Electoral, sino todas las restricciones para hablar de candidatos, partidos, campañas y acarreados en los medios de comunicación. Será menos peligroso hacer chistes como los de Charlie Hebdo, que tocar con el pétalo de una rosa a los candidotes.
Hasta tenía más lógica que Martín Esparza anunciara que ya había llegado a un acuerdo con Gobernación para hacer una empresa con el SME, cosa que Osorio Chong desmintió al chico rato. Es más fácil que las Chivas se salven del descenso.
Además, el secretario no está para minucias, él está más preocupado en dejar el cuartel de Iguala rechinando de limpio para recibir a las visitas.
El juego de tronos que le dicen.