Precariedad ciudadana
Si usted tiene prisa por llegar, reformule su horario y salga más temprano. No es el momento de volvernos idiotas pasando por encima de los derechos individuales.
Incisivas y de primordial importancia son las oportunas advertencias de don Humberto Sauri Duch en su interesante columna de Milenio Novedades, “Ciudad y medio ambiente”. Entre ellas el apremiante déficit en la cultura mostrada por conductores de automóviles que actualmente padece Mérida.
Después de 27 años en esta ciudad, mi impresión es que a los meridanos nos gusta conducir velozmente nuestros autos. Tal vez la cantidad del parque vehicular en años anteriores, aunado a hábitos velocistas, permitía, de alguna manera, entendernos en el raudo devenir por calles y avenidas. Los pronósticos del tiempo invertido en desplazarnos se cumplían razonablemente merced al continuo flujo. Lo anterior, como podemos comprobar día a día, es historia.
Me parece que ahora se multiplica la cantidad de personas que manejan con prisa. Lo que antes tomaba cinco minutos de traslado actualmente puede traducirse en diez. La señalización se ha visto adicionada por semáforos, letreros que prohíben dar vuelta en diferentes sentidos. Los operativos de las autoridades, la específica condición de las glorietas y la cancelación de retornos han hecho más lenta la circulación en horas pico.
A pesar de que todos estamos involucrados en la problemática, es motivo de alerta la impunidad de automovilistas que se piensan dueños de las calles. Estúpidamente, sin respetar la mínima distancia, exhiben una prepotencia que raya en lo temerario. Aclaro que esta nefasta conducta, que no distingue géneros, muestra la precariedad cívica de los que pretenden imponer sus particulares condiciones, por el simple hecho de querer llegar a tiempo a su destino, sin tomar en cuenta a los demás.
El fastidio crece. El acoso aumenta. El peligro de provocar accidentes se incrementa. Un remedio será obligar a tomar cursos de vialidad al momento de renovar la licencia. Es imperativo que la autoridad responsable emprenda una vigorosa campaña donde advierta a la población que este tipo de conducta no será tolerada, haciendo efectivas las sanciones del reglamento de tránsito al transgresor.
Si usted tiene prisa por llegar, reformule su horario y salga más temprano. No es el momento de volvernos idiotas pasando por encima de los derechos individuales. La complejidad aumentará conforme se incorporen más unidades. No tenga duda.
¡Vaya biem!